Lula, una victoria necesaria

La vida de Lula está colmada de actos de valentía, pasión y lucha. Ni la cárcel ni la persecución ni las injusticias lo doblegaron, por eso se convirtió en el Presidente más votado de la historia de Brasil y en el único capaz de derrotar al fascismo. 

Por Adolfo Aguirre*

Una delegación de la CTA-Autónoma fue testigo de este mes que captó la atención del mundo porque la elección era entre autoritarismo y democracia. Estuvimos presentes en la primera y en la segunda vuelta electoral y vimos a ese pueblo vibrar y acompañar a Lula da Silva en esta gesta. Los festejos en la Avenida Paulista, la emoción en los rostros, el baile y la fiesta popular evidenciaron todo lo que se jugaba.

Sobran los motivos para sentirse feliz porque un segundo mandato de Bolsonaro hubiese multiplicado la violencia, la mentira, la inequidad y el odio.

Hoy la alegría es del pueblo trabajador, de todos aquellos que padecieron estos cuatro de años de caos bolsonarista. Lula alumbra un nuevo día y un nuevo tiempo. Obtuvo más de 60 millones de votos. Nunca antes en la historia de Brasil un presidente había obtenido semejante apoyo.

Lula también se convierte en el primer presidente desde la recuperación de la democracia en alcanzar un tercer mandato. Así es su historia, cargada de hitos y de obstáculos superados. No tengo dudas de que rescatará al país y lo devolverá al sitio que le corresponde. Ya lo expresó Lula en el acto de victoria: «Brasil es mi causa y combatir la miseria es la mayor razón de mi vida. Nuestro compromiso es terminar con el hambre otra vez. No podemos aceptar como normal que millones no tengan que comer».

El deber de un presidente es cuidar a su pueblo, guiarlo, mostrar un camino posible y seguro. Bolsonaro fue todo lo contrario. Su gestión consistió en dividir a Brasil, estigmatizar a la clase trabajadora, demonizar al pueblo en su conjunto, empoderar a grupos violentos. La amenaza de la extrema derecha sobre los sectores populares fue una constante  Lula es brisa fresca, alivio, paz.

De la mano de Lula, este Brasil que es una locomotora regional, una de las 10 economías más grandes del mundo, dejará de ser un país aislado, un paria, y volverá a tener un rol fuerte en las relaciones internacionales con vínculos soberanos con los países más poderosos del mundo y tendiéndole una mano a los más desprotegidos.

Un ejemplo de esta política internacional de Lula: Él fue el presidente que más veces visitó África, en sus dos mandatos fue más veces a este continente que todos los presidentes de Brasil juntos. Esto habla de un entendimiento de una integración en plano de igualdad y de una búsqueda estratégica. ¿Cómo puede ser que tengamos a África en frente y no nos relacionemos? En un mundo cada vez más cerrado, concentrado en las relaciones de las esferas de poder, como Estados Unidos, China, y Europa, que América Latina, África y Asía-Pacífico se vinculen es fundamental.

Lula es un estadista, responderá a la fragmentación política y económica de los países con la integración multinivel. Lula lo aprendió primero como dirigente sindical y luego como presidente. Creará marcos de cooperación para la integración con soberanía y solidaridad.

La recuperación del Brasil es geopolíticamente estratégica para la clase obrera mundial porque es el regreso del tornero mecánico al Palacio Planalto. Es una voz del sur global para marcar para dónde debe ir el destino, el presente y futuro de la humanidad.

La restauración conservadora en América Latina se ejerció con un doble comando. Uno en Washington, el otro en Brasilia. Con la victoria de Lula en Brasil observamos una América Latina con mayor presencia de gobiernos progresistas o de izquierda y en países de alta influencia. Al gigante sudamericano se suman: Colombia, Argentina, México, Venezuela, Bolivia, Perú, Chile, Cuba, Honduras y Nicaragua.

No podemos soslayar del análisis el avance global de la extrema derecha. Esto nos obliga a construir poder popular, unidad y estrategias a corto, mediano y largo plazo. Nuestro proyecto es por la vida y debe prevalecer ante personajes tan nefastos como Bolsonaro, Trump, Uribe, Macri o Milei. Es el desafío de la hora, pero también es hora de celebrar porque la de Lula fue una victoria heroica y necesaria.

 

*Secretario de Relaciones Internacionales de la CTA-Autónoma y Coordinador Nacional de la CNTI.

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