La presidenta Cristina Fernández se encuentra en Chile, será la primera visita oficial que realiza desde que asumió su segundo mandato y subyace como tema caliente el desigual intercambio comercial entre ambos países.
La presidenta Cristina Fernández se encuentra en Chile, será la primera visita oficial que realiza desde que asumió su segundo mandato y subyace como tema caliente el desigual intercambio comercial entre ambos países, ya que Chile tiene un comercio deficitario con Argentina de 3.571 millones de dólares. El otro es la Causa Malvinas. Pero también vemos necesaria una agenda más diversificada.
Desde los trabajadores también creemos que hay que abordar dos cuestiones, que en tiempos de crisis mundial, no pueden dejarse pasar. Uno de ellos es la integración y sus formas. En este ciclo político debe prevalecer el diálogo llano, la confianza mutua, los acuerdos justos, porque cada país decide las formas más pertinente de integración y, a la vez, lógicamente, defiende su desarrollo interno. En nuestra América es preciso un equilibrio que no deje jugadores heridos y ni provoque daños. La crisis profunda que vive Europa debe servirnos como ejemplo de lo que no se debe hacer.
En este contexto, miramos con preocupación la posible queja por parte de Chile ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), como resultado de las trabas a la importación impuestas por el gobierno argentino. Estos organismos internacionales no son el foro donde la región debería resolver sus contradicciones. Es en la nueva integración, encabezada por la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), donde nuestros países deben debatir estas complejas situaciones. Desde la CTA, y en conjunto con organizaciones sindicales hermanas chilenas, apoyamos todo proceso de integración que sirva no sólo para establecer cercanía entre los gobernantes, sino también para resolver las disputas económicas y políticas entre sus miembros. La UNASUR debe ser el espacio que nos permita pensar en una estrategia realmente alternativa a la de las soluciones nacionales, que incorpore una lógica regional a los procesos de desarrollo económicos, políticos, sociales y ambientales.
Justamente el tema ambiental adquiere hoy una relevancia novedosa y necesaria. En vastas regiones y a uno y otro lado de la cordillera, convoca a comunidades, movimientos sociales y sindicales a resistir la voracidad de la explotación minera por parte de empresas multinacionales y a la defensa imprescindible por la preservación de un recurso natural como es el agua, que está además en la agenda del momento. Desde la CTA consideramos que este tema debería ser constante en la agenda bilateral de Argentina y Chile y, más que nunca, en la agenda de la UNASUR.
Y es que en los últimos años el debate sobre el desarrollo sustentable comenzó a ocupar espacios prioritarios en la agenda pública; de ser marginal, limitado a unos pocos especialistas, pasó a ser debate en todos los estamentos de la sociedad, porque el avance del capitalismo sobre las fronteras medioambientales, la sobre-explotación de los bienes comunes, donde intereses poderosos y predadores se juegan hoy en el mapa del desarrollo.
Entendemos que el concepto de desarrollo sustentable se centra en cuatro dimensiones: ecológica, social, económica y política. Como sintetiza el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, garantizar la soberanía material de nuestros pueblos. Clave no solo para el vivir bien hoy, sino para los que vendrán, las futuras generaciones. Al respecto, la expectativa regional esta puesta en la Conferencia Mundial de Río+20, donde la Argentina y los países de la región llevarán sus posturas, y nosotros como trabajadores, también estamos construyendo nuestra mirada, por eso el 28 y 29 de marzo en Buenos Aires habrá un conferencia sobre la visión de los trabajadores y el desarrollo del que disertarán académicos, centrales sindicales y organizaciones indígenas y campesinas nacionales e internacionales.
(Adolfo “Fito” Aguirre, Diario Tiempo Argentino: 16.03.2012)