Las masivas marchas y piquetes de la Central Obrera Boliviana (COB) y el Pacto de Unidad lograron frenar los intentos de perpetuación en el poder de la dictadura boliviana que encabeza Jeanine Añez. Habrá elecciones sí o sí el 18 de octubre y la clase trabajadora mundial debe ser guardiana de elecciones limpias que garanticen el retorno a la democracia.
Por Adolfo Fito Aguirre, Secretario de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma Nacional
Desde el golpe de Estado de noviembre de 2019 Bolivia ha retrocedido dramáticamente. El avance social, económico, político y simbólico que de la mano de Evo Morales logró el país en 14 años se ve atacado sistemáticamente y todos los días en apenas nueve meses de golpe.
Represión, muerte, cárcel, racismo, es moneda corriente del régimen autoritario e inconstitucional que además ha fracasado estrepitosamente en la lucha contra el coronavirus, colocando a Bolivia en una de las peores posiciones de la región: la gente muere en las calles, los hospitales, morgues y crematorios están colapsados, faltan insumos y el gobierno ha sido acusado de actos de corrupción en la adquisición de suministros y materiales necesarios para el combate a esta pandemia.
Tres veces fueron suspendidas las elecciones y la presidenta de facto, que además es candidata, demuestra cotidianamente la nula vocación democrática y su deseo de no realizar elecciones.
Esta situación llevó a la COB y al Pacto de Unidad a realizar entre el 28 de julio y al 13 de agosto marchas y bloqueos en todo el país. Fue impresionante observar la fuerza de los sectores obreros, campesinos, de la ciudad y del campo, concentrarse en más de 120 puntos en todo el país exigiendo elecciones. Por eso el movimiento popular en todo el mundo, y obviamente la CTA-Autónoma, apoyaron de manera total esta lucha. La supervivencia de la democracia en Bolivia está en juego.
Esta lucha logró que Bolivia tenga hoy una fecha “definitiva, inamovible e impostergable” para las elecciones, que serán el 18 de octubre y si así no se hiciese cabrían causas penales a quienes violen este mandato.
Produce orgullo ver al valiente pueblo boliviano, sin miedo, decidido, enfrentarse a la represión y las constantes amenazas, que como observamos en Sacaba y Senkata dejó 30 muertos, que también provocó cárcel y exilio, que día a día acude al hostigamiento del aparato represivo y también de grupo de choque de ultraderecha. Fueron sin duda las organizaciones populares las que pusieron el cuerpo estos meses para que la democracia vuelva a ser una realidad cotidiana.
Que en pleno centro de La Paz hayan sido atacadas con explosivos las sedes de la Central Obrera Boliviana (COB) y la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa demuestran que el golpismo buscará por todos los medios boicotear la fecha de elecciones y postergar lo máximo posible el retorno de la clase obrera, campesina, indígena, originaria al poder.
Como en toda América, los privilegiados, ese 1% que detenta las riquezas quiere manejar los hilos excluyendo al resto, por eso la tarea de recuperar la democracia en Bolivia no es solo de sus habitantes, es de todos los movimientos sociales, sindicales y políticos de la región y el mundo.
Vivimos momentos aciagos. El Estado de Derecho peligra. No olvidemos que América Latina, tras el terrorismo de estado y las dictaduras que asolaron a la región en las décadas de 1960, 1970 y 1980, se extendió una frase “Nunca Más”. Las trabajadoras y los trabajadores de la Argentina sentimos de manera profunda la lucha por los derechos humanos y contra cualquier apresto autoritario, por eso luchar por el retorno a la democracia en Bolivia es parte de nuestro ADN, como asi también abrimos las puertas de nuestras sedes sindicales para ayudar a los perseguidos por el régimen de Añez.
Queremos señalar también nuestra preocupación por el oscuro accionar de la OEA de Luis Almagro, responsable directo con sus falsas acusaciones de fraude en las elecciones octubre de 2019 del clima golpista y quiebre institucional en Bolivia. No creemos que esta institución sumisa a los intereses de Estados Unidos y la derecha regional pueda ser garante de seguimiento limpio de unos comicios tan vitales como los del 18 de octubre. Necesitamos instituciones y personas serias, probas, que desde ámbitos internacionales vigilen que la dictadura no cometa actos que violen la voluntad ciudadana.
Creemos en la necesidad de un acompañamiento para que las elecciones se desarrollen con normalidad y se respete la voluntad de las mayorías. A esto nos comprometemos las y los trabajadores de la CTA-Autónoma.