El director de Relaciones Internacionales de la CTA-Autónoma, Gonzalo Manzullo, participó este jueves del panel de apertura de la sesión «Hacia un futuro público-común: Priorizar a las personas por encima del lucro», organizada por la Asamblea Sindical Mundial 2020, de la que son parte más de 200 organizaciones sindicales de más de 80 países. “El COVID19 fue utilizado por gobiernos autoritarios como una oportunidad para ejercer políticas violentas y represivas contra los pueblos”, sostuvo.
Manzullo, en representación de la CTA-Autónoma, dio la bienvenida a la segunda sesión de la Asamblea Sindical Mundial: “Tenemos compañeros y compañeras sindicales acompañándonos hoy a altas horas de la noche desde India, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Filipinas, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y muy temprano a la mañana desde las Américas en toda su extensión”, agradeció.
Cabe recordar que la primera sesión de la Asamblea Sindical Mundial se desarrolló el 9 de julio, con la participación de medio centenar de representantes de 460 de 60 países. Para el encuentro de hoy se inscribieron cerca de 1.000 personas de diversas naciones.
Durante el panel de apertura de la segunda sesión titulada «Hacia un futuro público-común: Priorizar a las personas por encima del lucro», Manzullo se refirió a las experiencias de la clase trabajadora en tiempos de COVID19. “La pandemia no inventó la desigualdad, la injusticia social y la concentración de la riqueza, pero sí las expuso y esta crisis excepcional fue utilizada por algunos gobiernos autoritarios como una oportunidad para ejercer políticas violentas y represivas contra los pueblos, como ha sido el caso, por ejemplo, en Brasil, Bielorrusia, Chile, Kenia, Nigeria, India, Hungría, Polonia, Hong-Kong, Filipinas y Estados Unidos”, denunció, al tiempo que manifestó “solidaridad para quienes se organizan bajo estas difíciles condiciones”.
Subrayó el director de Relaciones Internacionales de la CTA-Autónoma que uno de los objetivos de la Asamblea “es compartir experiencias de manera solidaria para fortalecer nuestras capacidades de hacer frente a los ataques contra las trabajadoras y los trabajadores y sus sindicatos”. Y destacó que “estamos presentes aquí porque coincidimos en la necesidad de una visión ofensiva e inspiradora de un mundo en el que las personas estén por encima de las ganancias económicas, porque queremos un mundo para las mayorías y no para las minorías”.
Llamó a “fortalecer el poder de la clase trabajadora para actuar y construir el mundo diferente que necesitamos, avanzando hacia un futuro público común que priorice al pueblo por encima de las ganancias económicas” ya que vivimos una “crisis multidimensional, de inequidad y concentración de la riqueza, de aumento del odio y la violencia, y de peligro climático por el grave impacto del capital en el ambiente”, al tiempo que calificó esta situación como un “problemática estructural que la pandemia ha hecho más visible y aguda”.
Luego de la disertación del representante ceteatista, tomaron la palabra Alana Dave de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF, por sus siglas en inglés) y dirigentes de tres Federaciones Sindicales Globales que, junto con la ITF, representan a 92 millones de trabajadores en todo el mundo.
También presentó sus opiniones, Sari Sarinen, de UNIFOR Canadá quien relató los hitos principales de la Asamblea Sindical Mundial, Así como John Treat e Irene Shen, de Sindicatos para la Democracia Energética (TUED), acerca del programa de este espacio, que reivindica las luchas históricas de la clase trabajadora en todo el mundo.
Las peleas obreras por la soberanía, la descolonización, la democracia, la justicia social y la equidad climática fueron parte central de los debates. Las condiciones de trabajadoras y trabajadores han cambiado dramáticamente a raíz de la pandemia de coronavirus, hay más precarización e informalidad, mayor tasa de desempleo y pérdida de derechos laborales, coincidieron los disertantes.
Asimismo, se manifestaron sobre la necesidad de garantizar, tras el fin de la pandemia, un mundo diferente en el cual se reconozca y se ponga en práctica el potencial y el poder que ostenta la clase trabajadora en todos los continentes.
La segunda parte del programa constó de una serie de testimonios de los sectores de salud, transporte y educación que puso en primer plano el papel crucial de los servicios públicos que la pandemia reveló, así como las profundas brechas de desigualdad tecnológica, el rol de las corporaciones y la importancia del control público de estos servicios. Rosa Pavanelli, líder de la Internacional de Servicios Públicos, convocó a cambiar el paradigma para hablar de progreso más que de mero desarrollo. Sue Longley, de la Internacional de la Alimentación, puso de relieve también el papel público y estatal en la investigación para la soberanía alimentaria y el suministro de alimentos. Haldis Holst, desde la Internacional de la Educación, resaltó las brechas en las educación a distancia por la falta de equipamiento y acceso a conexión, como así la imposibilidad de retomar la educación presencial por la falta de garantías de seguridad e higiene conducen a un rezagamiento de niñxs y jóvenes que deberá ser atendido con urgencia, tal como testimonia el sector educativo en Colombia, que Jairo Arenas informó. En el caso de la salud, el testimonio de Liberia, donde la pandemia se añade al combate previo y constante contra el ébola en un contexto de fragilidad del sistema de salud y falta de suministro de electricidad y agua sin los cuales no es posible ofrecer una buena atención. La fragilidad y falta de coordinación en materia de salud también fue el reclamo desde el sindicato de enfermeros de EE.UU., que indicó la necesidad un sistema universal, publico y de acceso gratuito con el cuál hubiesen estado mejor preparados para afrontar la pandemia del COVID19 en el país.
La Asamblea Sindical Mundial concluyó con un llamado a participar de las cuatro sesiones temáticas que vendrán:
– el 25 de agosto sobre la defensa y restauración de servicios públicos vitales, con testimonios sobre las estrategias globales tanto como sectoriales de lucha contra la privatización,
– el 27 de agosto sobre nuevos enfoques para superar la inseguridad económica que azota a los trabajadores en un mundo donde cada vez se crean más empleos precarios y los salarios no acompañan el crecimiento de la productividad a nivel global que se vio las últimas décadas,
– el 1 de septiembre sobre el rol estratégico del control democrático y la propiedad pública de la energía en el marco de una transición justa hacia un modelo sostenible.
– y el 3 de septiembre un debate fundamental sobre el financiamiento del futuro que queremos: ¿qué sucede con la deuda? ¿Qué papel cumplen la justicia fiscal y los sistema fiscales progresivos? ¿Qué proponemos desde los sindicatos?
Así, llegaremos al 10 de septiembre, la sesión plenaria de cierre, con un profundo debate intersectorial e internacional sobre qué mundo queremos construir luego de la pandemia y cómo podemos hacerlo, cuáles serán nuestros próximos pasos.