La COP25 en Madrid: espejos de colores

Más allá que los nuevos nacionalismos de derecha están intentando dinamitar el multilateralismo, está claro que éste sistema no está dando señales fuertes que le permitan a la gente suponer que resulta útil para mejorar la vida de las personas en el mundo.

Tal es el caso de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), donde el objetivo de estabilizar el sistema climático se ha reducido a un juego cooperativo contra reloj, donde muchos de los países especulan para minimizar su aporte y maximizar la contribución del resto, con el objetivo de preservar competitividad.

Por otra parte, tal como se puede observarse en otros ámbitos de la ONU, la CMNUCC sigue propiciando un modelo de sociedad despolitizado, donde el papel de los Gobiernos se reduce a proporcionar seguridad e incentivos a los negocios, muchas ONGs empresariales a diseminar consensos (sin interpretación política) y las empresas decidir cuáles son las transiciones  y transformaciones posibles, por ello, no puede sorprendernos que la Convención se haya convertido en un proceso multilateral problemático y disfuncional.

Sin bien todo esto muestra la corrosión del esqueleto de la Convención, aquí en Madrid, dio un paso más que muestra que no está a la altura de las circunstancias. Sigue permitiendo que el gobierno de Chile no sólo mantenga la presidencia de la reunión -mientras en su territorio sigue reprimiendo matando y torturando-, sino además, continúa brindándole un blindaje mediático para lavar su imagen.

En este escenario, a la reticencia de los países más desarrollados para cumplir con sus obligaciones, se le suman una Presidencia chilena que –más allá de sus limitaciones- tiene una visión sesgada, más orientada a los negocios que a la gente. Por lo cual,  todo lo relacionado con el aumento de la ambición climática y la protección de derechos de las personas está quedando relegada por la falta de acuerdos.

De esta forma, el proceso sigue sin dar señales claras para asegurar la financiación necesaria  para que los países en desarrollo puedan llevar adelante sus políticas de adaptación y mitigación, concentrando todos los esfuerzos en relanzar los mecanismos de mercado para seguir fortaleciendo las posiciones que pretenden la privatización del bien común de la atmósfera y alentar los negocios de las transnacionales.

Durante esta primera semana, no se han logrado los consensos para discutir la transición justa y los negociadores cada vez están mas lejos de comprender que la acción climática va de la mano con la acción política.

Si bien está claro que el contexto es difícil, la delegación de los trabajadores presentes en la COP, especialmente de nuestra CSA, utilizó todos los espacios disponibles para dejar clara la visión crítica que los sindicatos del Sur tenemos sobre la forma en que el multilateralismo está abordando la crisis climática, pero también para denunciar la situación que vive el pueblo no sólo de Chile, sino otros países de la región como Bolivia, Brasil, Colombia, Haití, Honduras y Ecuador.

Durante esta primera semana estuvimos dentro y fuera de la COP. Junto a las centrales españolas (CCOO, UGT y USO) nos concentramos frente a la embajada de Chile para manifestarnos contra la violencia y la represión, en solidaridad con el pueblo Chileno.

En el contexto de la reunión oficial de la presidenta de la COP con las organizaciones de observadores, le reclamamos a la Presidencia Chilena por el pueblo Chileno y exigimos que se aparte de la presidencia. También participamos de la Marcha Climática de Madrid junto a los movimientos sociales, jóvenes y partidos políticos, así como en la Cumbre Social por el Clima, en el taller “Reclamando la propiedad pública de la energía”

 

En definitiva, en Madrid, junto a nuestros aliados, está quedando claro nuestro rechazo a una agenda dominada por políticas de corto plazo, incompatibles con el ambiente, las personas y el sistema climático, que insiste en implementar falsas soluciones que acentúan las desigualdades en nuestra sociedad, siguiendo una hoja de ruta que pretende “gestionar la crisis climática“ sin comprometer los beneficios a las transnacionales ni las estructuras de poder, aunque esto implique agravar el problema.

“Subrayamos que cualquier negociación para enfrentar la crisis climática sólo puede hacerse garantizando los principios de justicia social, la democracia y el respeto de los derechos humanos. Manifestamos toda nuestra solidaridad con el pueblo chileno y con todos los pueblos que luchan por sus derechos y por la justicia ambiental”

Intervención de CSI en la apertura de la COP 25

*Por Joaquín Turco, Asesor de la Secretaría de Relaciones Internacionales, miembro de la delegación de la CSI para la COP25, trabajador de ATE-ENRE.

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