Julio Fuentes: “Hay que ganar la batalla de Chile”

El seminario internacional «Paz, democracia y derechos bajo ataque» que se desarrolló en el Congreso Extraordinario de la CTA-A puso sobre la mesa los desafíos políticos y económicos que enfrenta el movimiento de trabajadores, el repudio contra el golpe de Estado en Bolivia y la solidaridad mundial que necesita la lucha del pueblo chileno contra el neoliberalismo. 2020 como meta para un paro simultáneo desde Canadá hasta la Tierra del Fuego.

A 28 años del Grito de Burzaco, y con una delegación de 16 delegados provenientes de América Latina, Caribe y Europa, se realizó en el Congreso Extraordinario de la CTA-Autónoma el seminario internacional «Paz, democracia y derechos bajo ataque. El rol del sindicalismo internacional» que denunció los ataques a los derechos laborales, las recetas ortodoxos de organismos internacionales que han redundado en ataques a la clase trabajadora, el intento por desintegrar los convenios colectivos, aumentar la jornada laboral, flexibilizar las relaciones laborales y promover la hostilidad hacia el sindicalismo.

También se manifestaron en el debate los desafíos ante una democracia que está en permanente cuestionamiento; el peligro que corren las libertades fundamentales, como así también el ataque expoliador a la Tierra; y la importancia de la existencia, vigencia y poder de las organizaciones sindicales, sociales, campesinos, indígenas, originarias, feministas para pelear por los derechos.

La comisión estuvo moderada por Adolfo Aguirre (Internacionales), Claudia Baigorria (Adjunta) y Julio Fuentes (Institucionales).

Aguirre advirtió de la “ofensiva neoliberal” que se cierne sobre nuestra región “de la mano de  un segundo Plan Cóndor, perfeccionado, diferente de las décadas de 1960 y 70, con Estados Unidos queriendo recuperar su rol imperial”. Y convocó a “mirar al enemigo de frente porque cuando puede avanzar, lo hace, como en Bolivia, con el golpe de Estado y para enfrentarlo debemos reagrupar las fuerzas progresistas como lo demostró la Jornada Continental que tuvimos en Cuba en noviembre”.

Posteriormente, Baigorria denunció el  “carácter racista, misógino, homofóbico, fascista del modelo” por lo que “no alcanza con la distribución del riqueza”, sino que debemos  reivindicar el vivir bien, el buen vivir, qué tipo de sociedad queremos parir, en las que incorporemos las banderas de lucha de las mujeres, que son banderas de la clase trabajadora que deben llevar adelante nuestras centrales obreras” porque la irrupción de la marea feminista, popular, clasista y revolucionaria, nos demuestra que no habrá revolución socialista sin revolución feminista”.

Por su parte, Fuentes hizo hincapié en la lucha de “45 días que lleva el pueblo chileno en las calles de su país por el derecho a una vida digna” que está “resquebrajando los cimientos del modelo neoliberal más antigua de Nuestra América”. El dirigente informó que una delegación de la CTA-A viajará a Chile para participar de la “Cumbre de los Pueblos y acompañarlos” ya que “es fundamental que tengamos acción a escala continental frente a las embajadas de Chile para denunciar la brutalidad de la represión”. Y bramó: “Hay que ganar la batalla en Chile”.

La líder gremial histórica Marta Maffei sostuvo que es “cada vez más difícil la sobrevivencia en América Latina, porque los países desarrollados utilizan el endeudamiento para someternos, que entreguemos nuestros bienes y recursos naturales en las peores condiciones”. “El saqueó expolia la tierra”, explicó.

El dirigente de la USO de España, Javier de Vicente,  dijo que hay una “escena global en la que América Latina pierde incidencia”, a lo que el secretario adjunto de la Confederación Sindical Internacional (CSI),  Víctor Béez, advirtió sobre la desigual “relación entre democracia y libre mercado, con los supermillonarios, las empresas y el sector financiero dominando al mundo con la  educación y la salud como negocio”.

Jorge Nahuel, de la Confederación Mapuche de Neuquén pidió “incorporar la visión de los pueblos indígenas en las políticas públicas” frente a “modelo neoliberal-capitalista-racista que va por los recursos naturales que están en las tierras ancestrales y pone en peligro la seguridad del planeta”.

La lideresa de la CGTP de Perú, Ibis Fernandez, pidió “ganar la batalla de las ideas, la batalla cultural e ideológica ante un enemigo que no duerme como son las burguesías y las clases dominantes”. Y subrayó: “No seamos ingenuos, la derecha nunca nos da ni nos dará ningún margen. Es un problema de clase”.

Para Nara Cladera, integrante de la Union Syndicale Solidaires de Francia, “la extrema derecha porque los gobierno progresistas no hicieron cambios estructurales” que continuaron con el modelo “extractivista, de no respeto de los pueblos originarios”. También apuntó contra “la deuda histórica del movimiento sindical con las mujeres, luchar contra el patriarcado es luchar contra el capitalismo”.

Desde ATE-Córdoba, Guido  Dreizik convocó a que “las organizaciones sindicales comiencen  z construir un nuevo paradigma, una batalla ideológica, decisiva, por un imaginario común para nuestros pueblos”.

“La Europa de las `libertades´ deja morir a miles y miles de inmigrantes en sus orillas; queremos construir desde la izquierda una Europa de los pueblos con sindicatos fuertes, autónomos, que incorpore al colectivo de trabajadores que ha estado fuera del movimiento sindical”, propuso Koldo Saenz, secretario de Relaciones Internacionales de LAB, País Vasco.

El vicepresidente de la CUT-A de Paraguay, José Pineda, demandó “un fondo de cooperación de los gobiernos porque los pueblos estamos sentenciados a morir de hambre”. En tanto que Xosé Luis Rivera, secretario de Relaciones Internacionales de la CIG de Galiza, agregó que “estamos en un periodo difícil, golpes de estados, dominio de medios comunicación, de los métodos represivos y contra esto que esperamos para reaccionar de una vez por todas”.

Clarisa Gambera, del Espacio Niñez y Territorio subrayó que “el avance en la región es conservador fascista misógino y patriarcal, no es casual la persecución sexual a las mujeres en Chile o a las mujeres de pollera en Bolivia” por lo que destacó la “posibilidad de construir la resistencia feminista popular que rebasa nuestros propios programas mostrando que el nuevo modelo sindical deberá ser feminista”.

 

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