El secretario de Relaciones Internacionales de la CTA, Adolfo Aguirre, fue uno de los disertantes en la IV Conferencia Internacional que Força Sindical realizó en Brasil. Para debatir con dirigentes de 13 centrales del mundo la crisis económica.
El secretario de Relaciones Internacionales de la CTA, Adolfo Aguirre, fue uno de los disertantes en la IV Conferencia Internacional que Força Sindical realizó en Brasil. Para debatir con dirigentes de 13 centrales del mundo la crisis económica.
La IV Conferencia Internacional de Trabajadoras, promovida por una de las centrales obreras más grandes de Brasil, Força Sindical (FS), se extendió por tres días. Tuvo lugar en la ciudad de Río de Janeiro y contó con la presencia de dirigentes de primer nivel de 13 centrales obreras de América Africa y Europa.
“Crisis económica mundial; Procesos de integración; Río+20; Desarrollo sustentable; Trabajo decente y seguridad social; Sindicalismo y perspectiva de los trabajadores” fueron las mesas de debate. En la primera de ella disertó el secretario de Relaciones Internacionales de la CTA, Adolfo Aguirre, quien compartió panel con João Carlos “Juruna” Gonçalves, secretario general de Força Sindical; Sergio Mendonça, coordinador de Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socio-económicos; Tarsicio Mora Godoy, presidente de la CUT Colombia; José Pinzón, titular de la CGT de Guatemala, entre otros.
“Para Força Sindical es importante reunir a sindicalistas de varios continentes (África, Europa y América), tiene que ver con la integración de los pueblos y el fortalecimiento de las relaciones internacionales de las centrales”, observó Nilton Souza da Silva, secretario de Relaciones Internacionales de esa central.
En su disertación, Aguirre cuestionó el “patrón productivo actual” por lo que en “este rumbo se vuelve central la cuestión de la soberanía material, ambiental y alimentaria”.
Y detalló: “Material, para disponer de los recursos existentes en los territorios y convertirlos en desarrollo real de los pueblos, pero también como freno a la presión especulativa en el plano de la economía financiera y de empresas multinacionales, cuya jurisdicción es muchas veces más potente que la estatal; ambiental: la región necesita instalar la idea de una transición justa en materia del derecho al desarrollo industrial y tecnológico con cuidado del impacto ambiental, en tanto los países centrales deben ser quienes asuman los costos del deterioro producido por la voracidad de su expansión; y alimentaria: la región puede producir y agregar valor a lo que emana de su propia tierra, y tiene los elementos para frenar la especulación financiera en el sector de los commodities y asegurar la buena alimentación de sus pueblos”.
Además de las centrales mencionadas estuvieron presentes: CGTP (Portugal), CTC (Colombia), CROC, CTM y FROCY (México), UNTA (Angola), CUS (Nicaragua), CUT y UNT (Chile) CGTP y CUT (Perú), CS (Panamá), y representantes de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y de la Confederación Sindical de las Américas (CSA).
Carta de Río de Janeiro
El mundo enfrenta una de las más severas crisis económicas de las historia del capitalismo, originada en el centro del sistema, que se desdobla y se expande para todas las regiones del planeta.
Ella implica a todos y es sentida de manera diferente en los diversos países en las diversas clases sociales. No hay duda, entonces, que ella cae con más violencia e profundidad sobre las clases sociales menos favoercidas y, principalmente, sobre los trabajadores.
El desaceleramiento de las economía genera desmpleo y reducción del ingreso, llevando a las personas al hambre y la miseria.
En cuanto a eso, los gobiernos continúan protegiendo a los poderosos, implementando políticas que procuran, prioritariamente, proteger al capital, principalmente al capital financiero, generador de toda la crisis.
El movimiento sindical precisa unirse en torno a las banderas de resistencia y de cambio. No vamos a permitir que los costos y consecuencias de la crisis sean, nuevamente, soportado por los trabajadores.
Esa, es en tanto, no es una tarea de un sindicato o de una central, o solo de un país. Es una tarea que exige una gran alianza y el fortalecimiento de la CSA y la CSI, nuestras organizaciones mundiales.
Cerrar filas para evitar que el capital nos atropelle es una cuestión de sobrevivencia. Cerrar el paso a políticas públicas que retiren derechos y degraden la vida del trabajador exige movilización constante, fuerte enfrentamiento y acciones que demuestren, claramente, que estamos dispuestos a luchar por nuestros derechos, de los cuales, de ninguna forma vamos a soltarle la mano.
Nuestros discursos y acciones, en tanto, deben ir más allá de la resistencia. Tenemos que aprovechar la oportunidad para avanzar en nuestras conquistas y dejar un legado de civilización e ciudadanía a nuestros descendientes.
Es hora de avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo y generación de riqueza. Un modelo que no destruya la naturaleza y que respete, igualmente, la integridad física y psicológica del trabajador.
Así, dentro de este nuevo paradigma, vamos a luchar por empleo de calidad y dignos, con salarios suficientes para que se tenga una vida saludable.
El trabajo decente es una dimensión social de desarrollo sustentable y eso es lo que conecta con las necesidades económicas y sociales.
El crecimiento económico no debe tener compromiso apenas con el tamaño del crecimiento del PBI, si no con más calidad, no solo de desarrollo, también de como la riqueza debe ser distribuida.
Buscamos promover el acercamiento de las relaciones sindicales internacionales, la solidaridad y la unidad de acción como instrumento y estrategia en la lucha del enfrentamiento a la crisis e en la búsqueda permanente por la justicia social y las mejores condiciones de vida para los trabajadores y la para la sociedad.
Por lo tanto, compañeros, el futuro de los trabajadores y de sus familias depende, en esta hora, de nuestra unidad, de nuestra resistencia y de los que pretendemos colocar en lugar de ese sistema que tiene probado, a lo largo de su historia, que solo favorece a una minoría privilegiada en detrimento de la masa trabajadora y de la salud del planeta que habitamos.
(06.12.2011: Foto: gentileza de Tiago Santana)