Rumbo al primer congreso nacional de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria, enrolados en la CTA-Autónoma, que se realizará el 11 de noviembre en la localidad bonaerense de Ensenada, el Observatorio del Derecho Social publica el informe “El industricidio del Gobierno de Cambiemos”.
Durante el gobierno de Mauricio Macri la situación de los trabajadores y trabajadoras se deterioró significativamente. El salario real terminará su mandato con una caída cercana al 20% respecto del año 2015, el desempleo se volvió a instalar por encima de los dos dígitos luego de más de una década y el avance de la precarización laboral ha sido la regla de estos cuatro años.
Estas consecuencias están lejos de haber sido daños colaterales del plan económico vigente durante estos últimos años. Por el contrario, desde los primeros meses figuras centrales del equipo económico, como Alfonso Prat-Gay y Carlos Melconian, plantearon la necesidad de reducir los salarios que percibían los trabajadores y llegaron a sostener que el incremento sustancial del desempleo era una precondición para el éxito del programa económico a partir de los efectos disciplinadores que ello genera.
Como resultado de este proceso, actualmente la cantidad de puestos de trabajo registrados en el sector privado se encuentra en los mismos niveles de comienzos de 2016 y los nuevos puestos de trabajo que se han sumado a la economía son en su gran mayoría trabajadores no registrados y cuentapropistas. En efecto, entre el primer trimestre de 2016 y el primer trimestre de 2019 se sumaron 973.364 nuevos puestos de trabajo, de los cuales el 49% fueron trabajos por cuenta propia (changas, vendedores ambulantes, etc), el 41% trabajos no registrados, el 9% puestos de trabajo en el sector público, y menos del 1% de los puestos correspondió al sector privado registrado. En otras palabras, la caída de los ingresos y del empleo formal ha tenido como contrapartida que los trabajadores y trabajadoras se han lanzado a hacer lo que puedan para evitar un retroceso aún mayor.
Si se considera la evolución de la cantidad de trabajadores la situación es aún peor y en el sector privado registrado el retroceso fue 171.733 casos. En otras palabras, cae mucho la cantidad de trabajadores pero no tanto la de puestos de trabajo, ya que a partir del deterioro de las condiciones laborales en general no son pocas las personas que deben salir a buscar más de un empleo.
El deterioro del mercado de trabajo durante la gestión de Cambiemos, si bien ha sido generalizado, se explica en gran medida por la situación de la industria que ha sido la gran perjudicada por el plan económico implementado durante los últimos cuatro años. En materia de empleo, la cantidad de trabajadores se redujo un 12,2% en comparación con agosto de 2015, lo que implica 153.803 trabajadores menos. Esta caída más que cuadruplica la variación negativa del 2,7% registrada por el conjunto de asalariados registrados en el sector privado.
La gravedad de la situación del empleo industrial es mayor aun ya que ella no se relaciona con alguna crisis puntual o algún sector en particular. Por el contrario, al observar la evolución mensual de la cantidad de trabajadores registrados ocupados en la industria se verifica que el empleo creció tan solo en dos de los últimos 47 meses (octubre y noviembre de 2017). Ni siquiera durante el año 2017, cuando la actividad económica experimentó cierto repunte luego de la caída de 2016, el empleo industrial presentó algún atisbo de recuperación.
A nivel sectorial las caídas del empleo con relación a principios de 2016 impactaron con fuerza en sectores como cuero y calzado (-32,9%), radio y televisión (-32,1%), confecciones (-23,9%) y productos textiles (-18,9). Sin embargo, como puede apreciarse en la siguiente tabla lo más llamativo es que ningún sector se salvó de este retroceso, ni siquiera la industria de la alimentación, habitualmente la menos expuesta a este tipo de políticas ya sea por las ventajas comparativas con las que cuenta ante una apertura de la importación, ya sea por tratarse de los últimos bienes que las personas dejan de consumir en un contexto de crisis económica.
Como puede apreciarse a partir del análisis de la evolución del empleo en la industria manufacturera, estamos frente a una situación que no se explica por una crisis puntual o por problemas que afectan a algún sector en particular. Por el contrario, se trata de las consecuencias buscadas de un programa económico que ha tenido como principales ganadores a la producción primaria y a la intermediación financiera. A su vez, ello ha impactado no solo de manera directa en el empleo industrial, sino también de manera indirecta en todo el entramado de relaciones sociales y económicas que se generan en torno a la producción manufacturera. En efecto, para muchas ciudades y localidades el impacto de este proceso ha sido devastador, situación que deberá volver a ser considerada como prioritaria en cualquier programa económico que tenga como finalidad generar mejoras en las condiciones de vida de la población de manera sostenible en el mediano y largo plazo.