La Conferencia sobre Cambio Climático 2019 finalmente tendrá lugar en Madrid del 2 al 13 de diciembre, luego que el gobierno de Chile informó su decisión de no ser sede, como consecuencia de la situación que atraviesa el país.
Más allá que están claros los motivos por lo cuales Piñera debió anunciar que Chile no podría recibir a la Conferencia de las Partes, el contexto internacional en el cual se desarrollará la COP es complejo. En plena guerra comercial entre China y EEUU y mientras parte de la sociedad exige que los países intensifiquen la ambición de sus compromisos climáticos y los nacionalismos de derecha hacen más dificultoso el abordaje multilateral de la crisis ambiental, los países desarrollados, originalmente responsables de proveer apoyo financiero y tecnológico para estabilizar el clima, se han convertido en los principales “facilitadores” de un proceso problemático y disfuncional donde cada país pretende minimizar su aporte y maximizar la contribución ajena para preservar su competitividad.
En este escenario y a grandes rasgos, en el ámbito de la Convención Marco, en Madrid se abordarán temas que tienen implicaciones para la ambición climática después del año 2020, cuestiones técnicas vinculadas a inventarios de Gases efecto invernadero (GEIs) y se realizará un evento de alto nivel para que los delegados discutan la mitigación (reducción de emisiones), el apoyo brindado (financiamiento) y las acciones de la Asociación de Marrakech para la Acción Climática Global.
En el marco de las actividades vinculadas con el Acuerdo de París, si bien no se han emitido comunicados oficiales, habiendo transcurrido 3 años de su entrada en vigor, conforme a lo que se establece en las cuestiones de forma (Artículo 28), en esta reunión EEUU podría estar oficializando su retirada (anunciada el año pasado). No obstante, la principal tarea que los delegados tienen en Madrid será acordar las cuestiones ligadas al Artículo 6, el último punto pendiente de la agenda que permitirá concluir el Reglamento del Acuerdo de París, que en realidad debería haber sido finalizado en la COP anterior de Katowice.
El Artículo 6 del Acuerdo de París es un tema complejo y conflictivo y si bien se refiere a la implementación de mecanismos de mercado y no mercado para asegurar la mitigación, el foco está puesto en los denominados “resultados de mitigación transferidos internacionalmente” (ITMO), un mecanismo de comercio de emisiones (algo recurrente en la Convención) donde se promueve la financiarización del clima y que, a diferencia de los mecanismos promovidos por el Protocolo de Kyoto, permitirán acuerdos entre dos partes que pueden ser países no desarrollados (No Anexo I)
A 25 años de la primera COP realizada en Berlín y a 27 de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (donde se adoptó el texto de la Convención sobre Cambio Climático) nos encontramos en un escenario geopolítico bastante distinto que en los 90`. Mientras EEUU, Rusia, Arabia Saudita y Kuwait, cabezas visibles de un nuevo grupo de “negacionistas” que cuestiona los resultados de la ciencia climática, la “Comunidad Climática” sigue esperando que esta nueva reunión se convierta en un “punto de inflexión para la ambición climática” que permita entrever que a largo plazo podrá cumplirse con el objetivo de la Convención de estabilizar el sistema climático, algo realmente inviable si seguimos permitiendo que la Crisis Climática continúe siendo tratada por un grupo de tecnócratas, reduciéndola a una cuestión fisicoquímica, termodinámica, un flujo de energía o capitales.
Estamos entrando en una nueva fase de acumulación donde todo parecería indicar que, en búsqueda de la “promoción de la competitividad” y “la descarbonización”, se está conformando una verdadera dictadura del carbono que, promoviendo falsas soluciones tales como los mecanismos basados en mercado de carbono y la introducción de “nuevas tecnologías”, buscan despojar la crisis climática del componente sociopolítico intrínseco que la caracteriza, con el objetivo de seguir reproduciendo un modelo económico y de acumulación de la riqueza que es el origen mismo de la crisis climática y sistémica en las que estamos inmersos.
En este contexto, si bien la Cumbre de los Pueblos planificada junto a movimientos sociales y otros aliados en Santiago de Chile durante los días en que se desarrollaría la COP era un escenario excelente para movilizarnos y denunciar tanto este nuevo orden que se quiere imponer, como la hipocresía de un gobierno que, al igual que muchos en la región, se ufanan de su actitud “responsable” frente al cambio climático pero no dudan en reprimir y encarcelar a los luchadores ambientales, Madrid no va a impedir que sigamos planteando estas cuestiones y haciendo conocer nuestra visión desde las Américas con relación a la transición justa, la justicia climática, la democratización energética y del desarrollo sustentable, incorporadas en la PLADA.
*Por Joaquin Turco, Asesor de la Secretaría de Relaciones Internacionales y trabajador del ENRE