La tragedia en la Amazonia nos obliga a pensar un esquema mundial de protección de nuestros bosques y selvas. Es auspicioso el Pacto de Leticia firmado por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Surinam para la conservación de este hábitat vital para la humanidad.
Por Adolfo Aguirre.
El 6 de septiembre se reunieron en la localidad amazónica de Leticia, en Colombia, jefes de Estado y delegados de países sudamericanos que integran la región Amazónica. Establecieron un acuerdo de 16 puntos para la conservación de los territorios y recursos naturales que posee la amazonia.
El llamado “Pacto de Leticia por la Amazonía” se compromete a encarar acciones coordinadas de los países amazónicos para conservar bosques, selvas, especies y poblaciones ancestrales, luchar contra la deforestación y degradación forestal, con base en las políticas nacionales y sus respectivos marcos regulatorios y crea la Red Amazónica de Cooperación ante desastres naturales e incendios forestales.
Teniendo en cuenta los gravísimos incendios que ya es récord histórico en Brasil, ocurridos a causa de la deforestación y la desidia por parte de gobierno de Jair Bolsonaro, esta iniciativa trae esperanza de que se combata la depredación en el amazonas. Entre las medidas también se plantean iniciativas de “restauración, rehabilitación y reforestación acelerada en las zonas degradadas por incendios forestales y actividades ilegales incluyendo la extracción ilegal de minerales con miras a la mitigación del impacto, y recuperación de especies y funcionalidad de ecosistemas”.
En esta parte del planeta urge una iniciativa sudamericana de defensa de los ecosistemas como, no solo la Amazonia, sino también nuestros ríos, nuestra cordillera andina y las costas, que además se combine con la protección de las soberanías nacionales ante las intenciones imperiales.
Es destacable que el Pacto de Leticia tenga también como protagonista central de un desarrollo sostenible a los pueblos indígenas y a las comunidades locales.
¿Cuándo los trabajadores y el sindicalismo global hablamos del futuro del trabajo a qué nos referimos? Justamente a un mundo con equilibrios sociales, políticos, económicos y ambientales. Esta última dimensión es la que debemos incorporar de manera urgente a nuestras plataformas.
Hoy los trabajadores de sudamericanos, dado que esta parte del mundo posee el 40 por ciento de la biodiversidad del planeta, los mayores sumideros de agua potable y el mayor pulmón de la Tierra, estamos convocados a generar políticas activas ecológicas.
Conservemos nuestros puestos de trabajo sin perder derechos laborales y conservemos los derechos de la tierra, y del planeta Tierra, en el cual vivimos.
Pretendemos que los cambios tecnológicos sirvan para fomentar desarrollo tecnológico con transferencia y conocimiento. ¿Y qué tiene que ver con la tragedia en amazonas? Que las decisiones que se tomen impulsen un sistema de vida con sostenibilidad ambiental, social y económica. Nuevas tecnológicas, la robótica, la inteligencia artificial, el mundo 2.0 al servicio de otro modelo de desarrollo, como nos enseñaron los habitantes ancestrales, que tenga como pilar central la protección de la Pachamama, sus saberes, sus enseñanzas.
La economía mundial está mayoritariamente transnacionalizada y estamos convocados, ante la emergencia ambiental en la actual coyuntura, a que Latinoamérica sea una voz que aporte no sólo en materia defensiva, sino también en materia propositiva.
Debemos generar pensamiento político, económico, social y ambiental no solo para un desarrollo sustentable, sino también para fortalecer la integración regional y la complementariedad productiva.
El nuevo pensamiento latinoamericana se debe componer de un claro posicionamiento medioambiental. No solo por nosotros, por el contrario pensando en las futuras generaciones, nuestros hijos, nietos y su descendencia.
El tema del año 2020 será la biodiversidad.