El traslado de la Embajada de EE.UU. a Jerusalén es una provocación imperdonable y una violación a todos los acuerdos internacionales. Los muertos los puso Palestina y la mecha que puede implosionar Medio Oriente la encendieron Trump y Netanyahu.
“No podemos meterlos a todos en la cárcel”, la justificación brutal de la matanza de palestinos a manos del ejército de Israel provino de Michal Maayan, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, a una cadena televisiva irlandesa. Se refería nada más y nada menos que a los 61 seres humanos asesinados mientras ejercían su derecho a manifestarse contra la ocupación israelí y la ilegal decisión del presidente Donald Trump de trasladar la embajada de los Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén y la felicidad cómplice el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien aseguró que en “Gaza los métodos no letales no funcionan”.
Nunca olvidemos que la Franja de Gaza es un territorio ocupado por Israel, y eso constituye una violación de la cuarta Convención de Ginebra, el tratado que rige la actuación en zonas de conflicto. Y la decisión de Trump es una bomba de tiempo que empezó a explotar con la rebelión justa de los palestinos.
La cifras son elocuentes: El ejército israelí mató al menos a 61 palestinos –la mitad adolescentes y jóvenes– e hirió a otros 2.700 –entre ellos 225 niños– en Gaza. Conmueve el caso de Fadi Abu Salmi, de 30 años de edad, quien tenía sus dos piernas amputadas y fue asesinado por francotiradores. El Alto Comisionado de ONU para los Derechos Humanos fue tajante sobre esta actuación: «Cualquiera puede ser asesinado o herido; mujeres, niños, reporteros, personal de primeros auxilios. Dispararon a un amputado doble, ¿que amenaza es un amputado?».
También subrayó el caso de la beba de 8 meses Laila al-Ghandour porque muestra la política de criminalizar a la niñez y adolescencia que ejerce el Estado de Israel. Laila murió por los gases lacrimógenos que Israel lanzó desde aviones no tripulados. Unicef denunció que el lunes 14 «fue el día más violento desde la guerra de 2014». Desde que comenzaron las protestas de la denominada Marcha del Retorno el 30 de marzo asesinaron a 109 palestinos e hirieron a más de 12.000.
La solidaridad internacional con Palestina debe ser efectiva porque los actos que se cometen contra este pueblo ya constituyen crímenes de guerra. La masacre obliga a la comunidad internacional a ejecutar un plan de protección transnacional de la Franja de Gaza y Cisjordania.
La política de coloniaje de Israel sobre los territorios palestinos ocupados llega a su punto más obsceno con el traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, territorio de paz, ciudad sagrada no solamente para los judíos, también para musulmanes y cristianos. La novedad es que el flamante asentamiento se llama “embajada de Estados Unidos”.
El mundo sindical progresista repudia la negación de la constitución del Estado palestino, que viola el derecho a la nacionalidad, la tierra y la libre circulación. La ocupación, el bloqueo económico y las provocaciones políticas obstaculizan también todas las perspectivas para el empleo digno en la Franja de Gaza.
¿Saben Trump y Netanyahu que el desempleo en Gaza es del 42%, que trepa al 60% entre las mujeres y al 75% entre los graduados universitarios?
¿Saben Trump y Netanyahu que la ocupación israelí asfixia contra el Mediterráneo a 1.800.000 personas en una superficie de 385 km², que Gaza tiene una densidad de 5.000 habitantes por/km², la mayor del mundo? Un informe de la OIT dice que Gaza debe construir siete escuelas por año, pero en sus operaciones militares Israel las bombardea sistemáticamente.
¿Saben Trump y Netanyahu que la tasa de desempleo de los jóvenes supera el 40%, 36,4 entre los varones y 60,8 entre las mujeres y que el período de desempleo de Gaza entre los 15 y los 29 años supera los dos años? Para la OIT “el hecho de que la mayoría de los palestinos que participaron en la ola de violencia que se desató en septiembre de 2015 fueran jóvenes es una prueba de la frustración, la desafección y la desesperación generadas por la vida bajo la ocupación y por las escasas perspectivas económicas”.
¿Saben Trump y Nentanyahu que la constitución del Estado palestino, como lo indica una resolución de Naciones Unidas, está clausurada por Israel mediante la ocupación, los asentamientos, el bloqueo económico y el uso de los recursos naturales de los palestinos?
Trump y Netanyahu saben de sus atropellos e injusticias, es hora de que la comunidad internacional imponga sanciones efectivas y obligue a Estados Unidos e Israel a cumplir todas las resoluciones para que Palestina se constituya como un Estado de pleno derecho y que Jerusalén Este sea su capital. Basta de cinismo.
Adolfo Aguirre Secretario De Relaciones Internacionales de la CTA A