La reforma Laboral en Brasil modifica drásticamente la estructura productiva del país vecino, y pone en la agenda una disputa que tendrá que afrontar la clase trabajadora Argentina.
El gobierno ya prepara un proyecto de ley para acelerar modificaciones de raíz en el sistema laboral Argentino. El proyecto de ley de Brasil fue el empujón que necesitaba el gobierno de Argentina para dar eco a las demandas del sector empresarial de bajar el costo de la hora laboral y la presión fiscal.
El propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ha tomado nota de este problema y ha dicho: «El 35% de la economía Argentina es informal, en buena medida porque hay algunos sectores que no pueden enfrentar la carga tributaria». Dujovne también ha indicado: «Los impuestos al trabajo son rídiculos» y la carga tributaria actual «atenta en contra de la formalidad».
Algunos analistas aseguran que la profundización de posibles reformas dependerán del resultado de las eleciones. Sin embargo, en Brasil nada impidió que Michel Temer aprobara una reforma laboral a puertas de un juicio político con dos huelgas generales y con un rechazo del pueblo brasileño que en las encuestas llega al 92%. El nuevo escenario de gobiernos neoliberales con políticas regresivas y antipopulares en la región parecen no detenerse frente a la conflictividad social.
Uno de los abogados laboralista gurú y mas influyentes del gobierno, Julian De Diego, quien representa a 60 cámaras empresarias y 1600 empresas en su estudio, donde trabajan 230 abogados y profesionales, entre ellas la American Chambers of Commerce, la Cámara Franco-Argentina, la Asociación de Bancos (ABA) y los grandes laboratorios; en unos sus artículos expreso:
“La legislación volvió a la Ley de Contrato de Trabajo de su texto original (1975) sin contemplar las demandas del Siglo XXI, como la irrupción de las nuevas tecnologías y el tele-trabajo. En síntesis, volvimos al siglo pasado y perdimos competitividad laboral previsional y fiscal frente a toda la región”.
Luis Miguel Etchevehere, presidente de la sociedad rural, dijo que la reforma brasileña obligará a “revisar los costos internos”. La justificación se basa, según el ruralista, en mejorar “la competitividad” para ganar nuevos mercados externos.
Los gobiernos de derecha en la región han hecho estragos en términos políticos sociales, culturales y económicos, no dudaron en violar derechos humanos e implementar el terrorismo de estado y aniquilar generaciones enteras en función del capital. Se desbarato la industria nacional e implemento un aparato aceitado de fuga de capitales. En la década de los 90 termino el desguace del Estado que llevo a la población a la miseria y a tasas de desocupación históricas. Tanto en el actual periodo neoliberal como en los anteriores su principal oposición es la clase trabajadora considerada un estorbo para la obtención consolidación y posterior fuga del capital.
Actualmente en Argentina esta constituida por aproximadamente 20 millones de trabajadores (población económicamente activa) y un mundo de 6400 gremios que representan el 40% de tasa de sindicalización siendo una de estas la mas altas mundo. El Instituto Nacional de Estadisticas y Censos (INDEC) difundió datos preocupantes sobre la evolución del empleo en Argentina: la tasa de desempleo subió a 9,2% en el primer trimestre de este año, con un alza de 1,6 punto porcentual respecto del cuarto trimestre de 2016 cuando había sido de 7,6 por ciento. Actualmente 8 millones de trabajadores no encuentran satisfactoria la oferta laboral unos 3,5 millones de auto-excluidos, por el denominado efecto desaliento, se suman 1,2 millones de desocupados, y otro tanto de sub-empleados, más 3,5 millones de ocupados en negro. Otros de los datos que reflejan la crisis en Argentina es que el 32,2% de la población económicamente activa se encuentra en situación de pobreza, mientras que el 6,3% cayó en la indigencia en base a los resultados de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares).
Durante el primer año y medio de la actual gestión, se produjo una la caída del salario real que supera el 7%. El desplome del consumo y la apertura de las importaciones castigaron duramente a la pequeña y mediana industria nacional que cierran sus puertas, o reducen producción dando como efecto la perdida de puestos de trabajo por goteo. La parálisis del sector de la construcción ( la participación en valor agregado nacional cayo del 5,6% al 4,7%). Paradojicamente, lo que perdieron todos los rubros vinculados al mercado interno, es lo que ganaron los complejos agrícolas que salto del 5,8% al 7,2% y otro tanto la intermediación financiera. La macroeconomía que puso en marcha la actual gestión: devaluación, apertura de importaciones, quita de retenciones al campo y minería, la desregulación de la entrada y salida de capitales, suba de interés y reapertura del endeudamiento; disparo una fenomenal transferencia de ingresos, un cambio en la estructura económica. No ganamos lo mismo que en el 2015; no debemos lo mismo que en del 2015 y tampoco nos dedicamos a lo mismo; Pero lo que hay que entender es que este plan no se agota ni se conforma con los deberes hechos hasta ahora.
La actual gestión dispuso un regimiento CEOs (Chief Executive officer) formados y representantes de las empresas multinacionales (Shell, Techint, General Motors, HSBC, Telecom, Grupo Clarín, LAN, Banco Galicia, Pan American Energy, JP Morgan, Citibank, Telefónica, Coca-Cola, Deutsche Bank, Farmacity y Axion, entre otras empresas) como resortes en puestos estratégicos de las distintas secretarias y directorios del Estado con nula experiencia en la gestión publica con salarios que superan los U$200 mil anuales. Un estado administrado y a disposición de los grandes capitales de un lado y del otro del mostrado. Los gestores del modelo económico sustentado en la concentración y en la teoría del derrame tiene como objetivo en esta segunda etapa una profunda reforma tributaria y Laboral.
Brasil, como el gigante comercial mas importante en la región, que supo llevar a un obrero metalúrgico al gobierno, hoy se enfrenta a una reforma laboral que hace retroceder décadas de conquista de la clase trabajadora. Brasil esta siendo objeto de un laboratorio de políticas neoliberales y que hace caja de resonancia para los países de la región.
los cambios legales en el mundo del trabajo en Brasil serán una señal para atacar las Normas Fundamentales del Trabajo, acumuladas en casi 100 años de disputas entre trabajadores, empleadores y gobiernos, y que son el patrimonio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). a su vez impactarán otros tratados internacionales que protegen los DDHH, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) de la ONU y su Protocolo Facultativo.
La agenda nacional y regional evidencian una profundización de carácter neoliberal que tienen en los tratados de libre comercio su instrumento predilecto de organización del comercio y de las relaciones de producción a través de empresas transnacionales y cadenas mundiales de suministro. Estos tratados, por sus características, a la vez que suponen la consolidación de la concentración económica en manos de grandes empresas transnacionales ponen en jaque las economías de los países en desarrollo y hasta el propio sistema democrático.
El 16 y 18 de Noviembre en Uruguay se realizara la Jornada Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo. Un espacio de articulación entre movimientos sindicales y sociales de toda Latinoamérica para hacer frente a los nuevos desafíos que presenta la nueva ola neoliberal que enfrenta la región. La lucha contra el libre comercio y las transnacionales; la profundización de los procesos democráticos y la defensa de las soberanías; la integración desde los pueblos son los ejes principales que enmarcan este espacio.
Desde la CTA Autónoma como parte de la Confederación Sindical de las Américas (CSA), se ha venido impulsando este espacio para poder generar los debates y acciones necesarios para llevar la voz de las y los trabajadores. Recuperando el proceso de articulación que se dio en la lucha contra el ALCA, desde la Jornada se busca potenciar la movilización para la defensa de la democracia, actualmente sometida a una fuerte presión por fuerzas conservadoras, y contra la ofensiva del neoliberalismo. En este contexto la región con las centrales obreras y organizaciones sociales del continente tendrán eco con sus demandas en una movilización en Argentina cuando en mes de Diciembre se reúna la OMC
En el mes de diciembre la Argentina será cede de la Conferencia Ministerial de Organización Mundial de Comercio (OMC), presidida por la canciller Susana Malcoma; En 2001 se lanzó en Qatar la denominada “Ronda de Doha”, que contempla un ambicioso programa de negociaciones en temas vinculados al comercio agrícola, el acceso a los mercados de productos industriales y los servicios, entre otros temas. El objetivo del gobierno argentino y de otros países apunta a consolidar la negociación como la “Ronda del Desarrollo”, de modo de revertir los profundos desequilibrios estructurales que exhibe el sistema comercial multilateral y que perjudican a los países en desarrollo, en particular en lo que refiere al comercio de bienes agrícolas.
La última Conferencia Ministerial del la OMC, en diciembre del 2016 en Nairobi, Kenia, fue decidida la eliminación total de las subvenciones a las exportaciones agrícolas, materia que constituyó un reclamo de la Argentina y del MERCOSUR en su conjunto. Las grandes empresas, especialmente el sector tecnológico de punta, eligieron a dicha organización como garante y facilitador para negociar tratados de libre comercio. Los avances de los tratados con los estados en forma directa y tienen la particularidad de ser confidenciales sin el consenso de representantes de la organización civil (sindicatos; ONGs; Organizaciones Sociales etc).
Ademas en el 2018 Argentina detentará la presidencia del G20. En conjunto, sus miembros representan el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial y el 80% del comercio internacional. El G20 por tanto está ubicado en una posición única para hacer frente a los desafíos globales, a través de una cooperación política más efectiva y la promoción de acciones concretas que impactan en sus Estados miembro y en los demás actores internacionales. El G20 también se ocupa del comercio como dinamizador de la economía global abordando el fortalecimiento del sistema multilateral con la Organización Mundial de Comercio (OMC), la relación y complementariedad de los acuerdos comerciales regionales con aquella, el aumento del comercio global. La OMC coopera estrechamente con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial siendo estos los dinamizadores de políticas económicas globales y normas que contribuyan a la instalación de los modelos Neoliberales a escala mundial.
Nicolás Honigesz Secretaria de Relaciones Internacionales de CTA-A