Oxi, oxi, oxi. No, no y no fue el grito griego. El no ganó en Grecia y con ello se abre la puerta hacia un nuevo camino para encarar el futuro del país heleno y de toda Europa.
Oxi, oxi, oxi. No, no y no fue el grito griego. El no ganó en Grecia y con ello se abre la puerta hacia un nuevo camino para encarar el futuro del país heleno y de toda Europa.
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El referendum convocado el 29 de junio, y realizado este domingo, que preguntaba a los ciudadanos griegos «¿Debe ser aceptado el proyecto de acuerdo presentado a Grecia por la Comisión Europea, el Banco central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25 de Junio de 2015?», ganó por un arrasador 61%, dejando atrás a aquellos que pregonaban que el Sí se iba a imponer y que el gobierno griego debería dar marcha atrás a la política con la que asumió el poder a principios de año.
Esta victoria, a la vez que significa una reafirmación del acompañamiento popular del que goza el gobierno de Tsipras es también expresión de que por sobre los intereses financieros y el miedo a lo que se presentaba como la debacle griega prevaleció la soberanía de un pueblo que no se dejó influenciar. Víctima de años de políticas de austeridad y de extorsión financiera saben muy bien que la salida de la crisis no puede encontrarse en las mismas políticas que la provocaron.
Desde el lado de las Instituciones (Banco Central Europeo, FMI y Comisión europea) se presionó política y mediáticamente al gobierno griego para que comprenda que el “único” camino para una recuperación era el sometimiento a los dictados que ellas imparten, lo que implica más austeridad y más sometimiento para el pueblo.
Lo que es preciso dejar en claro es que el referendum del domingo no planteaba al votante si quería salir de la Unión Europea, ni una salida del Euro como muchos interpretaron, sino que la consigna por el «no» reivindicaba una Europa donde la democracia y el pueblo estén por encima de cualquier necesidad de disciplinamiento financiero.
La voluntad del gobierno griego para negociar y para continuar formando parte de la Unión Europea se expresaron no sólo en cada alocución sino también en la predisposición para aceptar algunas condiciones y rechazar otras. Y sobre todo, en el pedido concreto para que se llegue a un acuerdo para renegociar la deuda helena, cosa que los países europeos vienen prometiendo desde 2012 pero que sistemáticamente se continúa aplazando.
La cuestión de la renegociación de la deuda para un país donde ha bajado la tasa de actividad casi un 25% desde 2009 a 2014, alrededor del 50% de los jóvenes están desocupados, y el 27% esta de paro (desocupados) resulta crucial. ¿Cómo pedirle a un pueblo que está ahogado por las medidas que le han impuesto hace años que continúe produciendo ajustes para continuar pagando una deuda (que por lo demás está siendo investigada y que en principio es considerada como ilegítima) que se llevará consigo el futuro de generaciones enteras?
Ahora entonces la puerta queda abierta para que los países europeos se hagan eco del voto popular en Grecia, para que escuchen el llamado por una Europa más democrática y para que de una vez por todas se entienda que el disciplinamiento económico a costas del pueblo no puede tener lugar. En esto, el rol que jugarán países como Francia será crucial, para torcer la balanza y terminar con la rigidez alemana o para continuar con la posición que prevaleció hasta ahora.
Del lado griego, esta victoria está siendo tomada muy en serio, no sólo para levantar banderas sino como herramienta para seguir negociando empoderados con el acompañamiento popular, conscientes que deberán hacer algunas concesiones. Muestra de esto fue la dimisión del Ministro de economía, Yanis Varoufakis, que a pesar de haber salido victorioso, ha dado un paso al costado entendiendo que para negociar con el Eurogrupo sería un signo positivo su distanciamiento. En sus propias palabras, «El esfuerzo sobrehumano para honrar a los valientes de Grecia, y a su famoso OXI, que es para todos demócratas del mundo, acaba de empezar».
Este referendum es un importante paso y como dijera Alexis Tsipras en uno de sus discursos llamando a votar por el No, es un paso “Para abrir una página gloriosa de la democracia. Y una esperanza segura para un mejor acuerdo.”
Sabrina Haboba
* Equipo de Comunicación de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA