Cambio Climático Acuerdo entre Estados Unidos y China

imagesA menos de un mes del comienzo de la COP 20 en Lima, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y su par chino, Xi Jinping, anunciaron en Beijing los objetivos de reducción de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) para sus países, durante los próximos 25 y 30 años.

EEUU comprometió para el 2025, una reducción entre un 26 y un 28% con relación a sus emisiones de 2005 y China anunció que sus emisiones de GEI alcanzarán su nivel máximo en 2030 y a partir de allí, comenzarán a reducirse, señalando que en ese año, el 20% de la energía producida en el país, procederá de fuentes limpias y renovables

A partir de estos anuncios, muchos medios y referentes de ONG´s hablan de un “acuerdo histórico que salvará al planeta”, sin embargo, es imprescindible un análisis frío y en perspectiva para poder dimensionar el impacto real que este “acuerdo” podría tener, tanto en el sistema climático, como en el proceso de negociación internacional que se lleva adelante en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Los números…

Según datos compilados por la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (US EPA) la cantidad de GEI que ese país emitió durante 2005 resultó aproximadamente igual a 7245 Mt de CO2e (megatoneladas de dióxido de carbono equivalente), en consecuencia, si se considera una reducción promedio del 27% al 2025 (Obama comprometió entre un 26% y 28%) los números indican que, al finalizar ese año, las emisiones de EEUU estarían en el orden de las 5295 Mt de CO2e, que implicaría una reducción de aproximadamente 1,55% por año (http://www.epa.gov/climatechange/ghgemissions/usinventoryreport.html)

Si estos números saben a poco, el anuncio de EEUU es mucho más austero si se toma como base de la comparación, las emisiones de ese país en el año 1990 (año base adoptado por el Protocolo de Kyoto) En este caso, las promesas actuales al 2025, 5295 Mt de CO2e, respecto de las 6233 Mt de CO2e emitidas en 1990, representan sólo un 15% de reducción de emisiones para un período de 35 años… (Alrededor del 0,47% por año)

En cuanto a China, lo único concreto del anuncio fue ponerle fecha a su pico de emisiones (2030) y la promesa de llegar a ese año, con una participación de energías “limpias y renovables” del 20%. Sin embargo, el anuncio del presidente Xi Jinping, muestra un cambio importante con relación al acalorado discurso que realizó el viceprimer ministro Zhang Gaoli, 50 días antes, en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas en Nueva York, cuando comprometió reducciones de entre el 40% y 45% respecto a 2005 para el año 2020 (http://www.chinese-embassy.org.uk/eng/zgyw/t1194551.htm)

En que contexto se realiza este anuncio?

Actualmente EEUU y China representan, en conjunto, aproximadamente el 37% de las emisiones totales de GEI del mundo, aunque con situaciones internas diferentes. Mientras que en EEUU el promedio de las personas emite 20 tCO2e el habitante chino emite 7,6 tCO2e por año, es decir, casi la tercera parte que un estadounidense, pero sólo un 10 % menos que un europeo (http://cait2.wri.org/wri/Country%20GHG%20Emissions)

Ahora bien, de acuerdo a lo que surge del 5to Informe (noviembre de 2014) del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) para evitar un calentamiento medio de más de 2º C antes que finalice este siglo, será necesario asegurar que la concentración de GEI en la atmósfera no sobrepase las 450 ppm (partes por millón) y para conseguirlo, se necesitará limitar las emisiones dramáticamente.

Una de las opciones es conseguir en el año 2050 una disminución global de entre el 40% y el 70% de GEI con relación a los valores emitidos en 2010 y de ahí en más, seguir reduciéndolas para llegar al 2100 con emisiones cercanas a “cero”.

Teniendo en cuenta el objetivo al 2100, los números y el sentido común muestran que es crucial la forma en que se llega al 2050 porque, en la medida que se demoren las acciones de mitigación durante estos primeros años, los cambios a implementar en el futuro deberán ser más acelerados, lo cual es incompatible con la inercia del fenómeno del cambio climático y con los tiempos necesarios para implantar los cambios necesarios en los procesos productivos y las matrices energéticas.

En este escenario queda claro que la inacción la pagaremos todos con un precio muy alto (chinos y estadounidenses incluidos) porque, para un mundo estructurado como el actual, un aumento de temperatura promedio mayor a 2º C implica aceptar una interferencia antropógena peligrosa en el sistema climático cuyas consecuencias serán: un planeta más difícil de habitar, con más excluidos, más desempleo, más hambre y más guerras. Un mundo en el que todos perderemos.

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Cual es el mensaje?

Al evaluar las responsabilidades históricas en la problemática del Cambio Climático, es evidente que los países industrializados son los que deben tomar la iniciativa, por ello, las magras promesas del “acuerdo” anunciado por EEUU sigue demostrando que ese país sigue sin estar a la altura de las circunstancias.

En cuanto a China, si bien en la Convención no esta considerado como un país desarrollado, la evolución de sus emisiones por habitante en los últimos años muestra una realidad que no puede ser soslayada al momento de evaluar el futuro del sistema climático. Ya es la 1º potencia económica mundial y uno de los países más industrializados, por esta razón, sorprende su cada vez más zigzagueante comportamiento con relación a plantearse compromisos de reducción y a esta altura, demostró que no sólo adoptó la forma de producir y consumir de los países más industrializados del mundo.

 Por otra parte, tampoco se puede dejar de mencionar que, en un escenario donde, en el plano internacional y en el marco de la CMNUCC, los países, a duras penas están tratando de consensuar para el 2015 un nuevo acuerdo para limitar las emisiones de GEI (que debería entrar en vigor a partir de 2020) la alicaída credibilidad de éste proceso ya fue perturbada este año en dos oportunidades.

La primera de ellas fue la Cumbre Climática organizada por el propio Secretario General de las Naciones Unidas (durante septiembre) por fuera de la Convención y la segunda, este acuerdo bilateral entre dos de los mayores emisores actuales (EEUU y China) que, lejos de ser un acontecimiento superador, fija techos y trayectorias de emisiones incompatibles con el objetivo de la Convención “la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático.”

En los hechos, este “acuerdo histórico” aclamado por los medios de comunicación y muchas ONG´s, termina siendo sólo pantalla que margina y deslegitima el proceso de la CMNUCC.

Cómo siguen las negociaciones de la CMNUCC a partir de anuncio?

En la COP 20 de Lima, dentro de pocos días, los países comienzan a transitar los últimos tramos en la negociación de un nuevo protocolo o instrumento legalmente vinculante que permita cumplir el Objetivo de la Convención respecto a la estabilización de concentraciones de GEI en la atmósfera.

Desafortunadamente, este acuerdo bilateral, más allá de dejar planteadas intenciones de mitigación y/o fechas límites para el tope de emisiones -que difieren de las que se están negociando en la Convención, tanto en la magnitud de las promesas de mitigación, como en las fechas- no hace otra cosa aportar nuevos elementos que siguen interfiriendo en el proceso internacional y brinda una excusa para que muchos países, renuentes a asumir sus responsabilidades, aprovechen la situación para seguir dilatando la construcción del acuerdo global climático ambicioso y equitativo que debe estar concluido en diciembre de 2015 en París.

El tiempo se agota

A la luz de los conocimientos que se tienen hasta ahora de este fenómeno, todo parecería pareciera indicar que ya atravesamos el punto en el cual hubiera sido posible evitar la ocurrencia de los futuros desastres relacionados con el cambio climático y el aumento de la variabilidad climática ocasionada por el hombre y, por otra parte, cada vez disponemos de menos margen para lograr que la estabilización del clima se realice a partir de medidas graduales. El tiempo se agota.

Sin embargo, en este contexto, el acuerdo bilateral con China muestra nuevamente que la estrategia de EEUU continúa enfocándose en consensuar con las economías emergentes un nuevo equilibrio de poder global, más cerca de los grupos tipo G8 o G20, en los que priman los intereses financieros o estratégicos, situación que reafirma que la idea es seguir abordando la problemática climática con un sesgo mercantilista.

La problemática del cambio climático es global y como tal, no puede ser resuelto en forma aislada, unilateralmente o bilateralmente. Debe existir articulación entre las medidas políticas conforme a la responsabilidad que a cada país y a cada uno le cabe.

Queda claro que las responsabilidades históricas de China no son las de EEUU. A modo de ejemplo entre el año 1850 y 2012, el promedio de las emisiones acumuladas por habitante de China fue de 99 tCO2e, mientras que un estadounidense promedio emitió 1150 tCO2e es decir casi 12 veces más (http://cait2.wri.org/equity/) sin embargo, la pregunta es ¿El mundo puede soportar que todos adoptemos los actuales patrones de producción y consumo de los países más industrializados?

 

 

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