Como un bumeráng regresa hoy sobre las cabezas de los gobernantes norteamericanos su apoyo a la llamada “primavera árabe”, que permitió el ascenso de gobiernos afines a Washington en Oriente Medio y el norte de África.
La ola de protestas antinorteamericanas en Egipto, Yemen, Marruecos, Sudán y Túnez, y los ataques contra instalaciones diplomáticas de Estados Unidos provocaron una crisis que socava la política de la Casa Blanca hacia Oriente Medio, reconoce el diario The Washington Post. Y es que no se reportaba el asesinato de un embajador estadounidense desde el ocurrido en Afganistán en 1979.
El secretario general de la ONU Ban Ki-moon está profundamente perturbado “por la reciente violencia en Libia y en otras partes del Medio Oriente”, provocada por el condenable film Mohammed’s Trial (La prueba de Mahoma o La inocencia de los musulmanes), en su criterio una “aborrecible película que parece haber sido diseñada para sembrar la cizaña de la intolerancia y el derramamiento de sangre”.
La cinta objeto de las protestas es de factura aficionada y menos que mediocre, y resulta evidente que su objetivo es insultar de manera gratuita la memoria de Mahoma, el profeta del Islam. Fue realizada por un israelí-norteamericano, un cristiano copto, y costeada por judíos y por el pastor fundamentalista cristiano Terry Jones, quien en enero quemó en público ejemplares de El Corán, el libro sagrado de los musulmanes, y exhortó a su congregación a sumarse a la profanación.
Abenob Nakoula Basseley, un cristiano copto que reside en California, fue identificado como el productor del filme. La cadena noticiosa CNN reveló que un miembro del equipo de producción que trabajó en el rodaje confirmó la identidad del productor. Inicialmente se había adjudicado la autoría de la polémica película a Sam Bacile, el pseudónimo empleado por un estadounidense-israelí de 52 años, aunque existían dudas por las contradicciones de testimonios de miembros del equipo de producción quienes aseguraban que el productor no era judío ni israelí. (1)
Eruditos de la Universidad de Al Azhar en El Cairo, uno de las más famosos centros de estudios y jurisprudencia del mundo islámico, censuraron la cinta debido a su carácter ofensivo “con la clara intención de agraviar”. En la misma línea, la Unión de Ulemas Musulmanes del Levante (UUML) afirmó que el largometraje salió a la luz para ser un mensaje de odio e instigación contra el Profeta Mahoma, mensajero de Dios.
Según la UUML, los medios de comunicación constituyen el arma más peligrosa contra los árabes y los musulmanes y al servicio del proyecto estadounidense y sionista que trata de generar el caos y la destrucción en el mundo para expandir su poder hegemónico. La organización señaló que el acto de arremeter contra el Islam se está produciendo en la actualidad mediante la creación de algunos canales especializados en difundir la sedición y enardecer a los pueblos árabes e islámicos a través de representaciones animadas y películas que ofenden al Profeta Mahoma.
El ministro de Asuntos Religiosos y Culto (Awqaf) de Siria Muhammad Abdul Sattar al-Sayyed tildó de acto vergonzoso y violación flagrante de la falsa democracia reclamada por Estados Unidos y Occidente la difusión de la película que insulta al Profeta Mahoma y ofende a más de 1.700 millones de musulmanes. El presidente egipcio Mohamed Morsi la calificó de inaceptable y de crimen contra la humanidad.
El diplomático sirio explicó que la producción cinematográfica va en contra de los elementos fundamentales de la democracia que debería respetar los sentimientos de la nación hacia sus lugares y figuras sagrados, y responde a las malévolas políticas estadounidenses y sionistas. Si es un placer para la Casa Blanca declarar la guerra contra la esencia de las religiones divinas, nuestro papel y la función de todo el mundo debería consistir en afrontar las prácticas sionistas y estadounidenses que profanan las religiones divinas y la santidad de la religión de Allah, argumentó Abdul Sattar al-Sayyed.
Por su parte, al finalizar en Bruselas un encuentro con el presidente del Consejo EuropeoHerman Van Rompuy y el titular de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso, Morsi confío en la voluntad de Washington para poner fin a iniciativas de este tipo que “ofenden a las religiones”, ya que el profeta Mahoma es “una línea roja que nadie debe tocar”. Barroso también expresó su repudio al filme que sirve de abono al “odio y la intolerancia” entre las religiones.
No obstante, Mosi y Barroso recalcaron que “no hay justificación a la violencia contra los inocentes”, como el ataque al consulado estadounidense en Bengasi, en plena sintonía con la posición del secretario general de Naciones Unidas, quien en un comunicado oficial llamó a la calma en los países sacudidos por una ola de protestas y subrayó que “nada justifica las muertes y ataques”.
En las actuales circunstancias en el mundo islámico, donde los partidos y organizaciones musulmanas cada día ganan en influencia, era de esperar que la difusión del filme detonara estallidos de violencia. La ira de los islámicos traspasó Libia y expandió las protestas violentas en las capitales de Egipto, Yemen, Marruecos, Sudán y Túnez. Existe expectativa por conocer lo que traerán las próximas horas en otros países del norte de África, el Medio Oriente, Asia central y África, donde la mayoría de la población profesa el islamismo o existen importantes comunidades musulmanas.
Las protestas comenzaron el pasado martes en el consulado norteamericano en la ciudad libia de Bengasi, donde perdieron la vida el embajador de Estados Unidos en Libia Christopher Stevens, un cónsul estadounidense y otros dos guardias de seguridad. El legislador republicano por Michigan y presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos Mike Rogers afirmó que hay fuertes evidencias de que el ataque fue planeado.
“Hubo fuego indirecto y directo, y acciones militares que fueron parte de este ataque bien organizado. Fue bien coordinado”, subrayó Rogers en una entrevista concedida a la cadena MSNBC. Se dice que en la acción se emplearon lanzacohetes, luego de que un grupo extremista islámico de Al Qaeda convocara a la población a vengar la muerte de un importante miembro libio de esa organización. Testigos presenciales relataron que los atacantes aprovecharon una protesta contra la controversial película. (2)
El viceministro del Interior libio Wanis al-Sharif informó que los atacantes se unieron a una demostración de cientos de personas en el exterior del consulado, pero descartó que fueran militantes islámicos. Dijo que los autores del asalto a la embajada podrían ser seguidores del ex líder Muammar el Gaddafi, que estaban tratando de revertir la frágil situación política del país.
Horas después, un ataque terrorista perpetrado frente a la sede del Ministerio de Defensa en Saná en la capital de Yemen dejó un saldo de una decena de muertos. El Consejo de Seguridad de la ONU condenó el “atroz” atentado terrorista y lo tildó de criminal e injustificable, sin importar sus motivaciones.
En Egipto, luego de dos días tormentosos durante los cuales la violencia fue omnipresente, los alrededores de la Embajada estadounidense en El Cairo continuaron este 13 de septiembre bajo una draconiana custodia policial. Los manifestantes permanecen en las proximidades de la sede y demandan la expulsión del embajador de Estados Unidos y una excusa oficial por la difusión de una película ofensiva e insultante para el Islam.
En el fondo y los laterales de la embajada estadounidense reina una calma engañosa: en el frente, manifestantes y policías antimotines libran una batalla campal con piedras y gases lacrimógenos. Apenas desembocar en la cercana Plaza Tahrir, un muro intoxicante de gases lacrimógenos recibe a los transeúntes que se dirigen hacia el centro de la capital, más congestionado que de costumbre por el desvío del tráfico vehicular, constató el corresponsal de Prensa Latina en El Cairo Moisés Saab.
Los incidentes conocieron una cierta calma durante la madrugada, pero esta mañana recobraron vigor y al filo del mediodía la situación era de abierta confrontación. Edificaciones importantes en el área como la mezquita de Omar Mujtar y la sede de la Mugamma (Departamento de Inmigración), quedan dentro del escenario de los combates. Llama la atención, sin embargo, que las fuerzas antimotines se limiten a mantener a raya a los manifestantes, sin tratar de dispersarlos, al parecer para evitar una confrontación mayor que encienda aún más los ánimos.
De la misma manera, centenares de manifestantes embistieron este jueves la embajada norteamericana en Yemen, arriaron la bandera y la quemaron al grito de “mueran los Estados Unidos”. Los protestantes penetraron a la legación, rompieron ventanas y por 45 minutos permanecieron dentro de la sede diplomática cuando fueron desalojados por las fuerzas de seguridad, que realizó disparos al aire y empleó gases lacrimógenos. Por lo menos 15 de los manifestantes, en su mayoría jóvenes, resultaron heridos.
Para este viernes, partidos salafistas y otras organizaciones egipcias convocaron a la marcha del millón de hombres en la Plaza Tahrir, el mismo escenario de las manifestaciones multitudinarias que el año pasado obligaron a renunciar al ex presidente Hosni Mubarak, un aliado a ultranza de Estados Unidos y ahora sentenciado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad y corrupción. Una convocatoria similar hicieron los Ajuan Musulmín (Hermanos Musulmanes), la entidad que llevó al poder al actual presidente egipcio
Mohamed Morsi como candidato de su brazo político, el Partido Libertad y Justicia.
Miembros del equipo de producción y actores que participaron en el polémico filme se declararon «profundamente entristecidos» por las muertes en el ataque al consulado estadounidense en Benghazi. Desde julio, fragmentos de «La inocencia de los musulmanes» se pueden ver en Internet, pero Youtube decidió bloquearla en varios países árabes para evitar nuevas protestas.
A EE.UU. le sale el tiro por la culata
Tras la ola de protestas antinorteamericanas registradas en la región mesoriental, como un bumeráng regresa hoy sobre las cabezas de los dirigentes estadounidenses su apoyo y aliento a la llamada “primavera árabe” que permitió el ascenso de gobiernos más afines a Washington en Oriente Medio y el norte de África, comentó en Moscú el canal de televisión Rossia, que siguió de cerca los acontecimientos en Túnez, Egipto y Libia.
Washington apoya desde hace un año y medio las revoluciones árabes, como ocurrió cuando alentó la intromisión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el conflicto interno libio. El asesinato de Muamar Gadafi arrancó aplausos tan sonados en Estados Unidos que muchos quedaron muy extrañados. Las advertencias a la Casa Blanca de que ello tendría un efecto de bumeráng se perdieron entre las consignas de democracia y países totalitarios.
Pero el tiempo demostró lo errado de pensar que el respaldo a las revueltas árabes quedaría sin consecuencias negativas; hoy la situación cambia y en las calles de Egipto, Túnez, Yemen y Libia se queman banderas estadounidenses. No se reportaba el asesinato de un embajador estadounidense desde el ocurrido en Afganistán en 1979, resaltó Rossia. (3)
Al respecto, el presidente Vladimir Putin opinó que quienes realizan tales acciones contra una misión diplomática están fuera de la ley o nada tienen que ver con la civilización. Sin embargo, en declaraciones al canal Russia Today, Putin se preguntó: “¿Qué pasó en países como Egipto, Túnez, Libia o Yemen, acaso llegó allí el orden y la prosperidad?, y en Irak, ¿Qué ocurre?”. Todo tiene olor a dinero, ahora el 35% del petróleo extraído en Libia lo controla Francia, mientras a Estados Unidos le prometieron que Trípoli evitaría alejar a las naciones árabes del alcance de organismos financieros internacionales, remarcó el dirigente ruso.
Una encuesta realizada el año pasado determinó entonces que el 95% de los estadounidenses desconocía la ubicación de Egipto, Túnez, Marruecos, Libia o Yemen, pero eso va a cambiar; las imágenes en los referidos países de quemas de banderas estadounidenses y protestas contra el país norteño las ofrecen todos los medios de difusión en el orbe, destaca la prensa rusa.
Según el diario The Washington Post, los recientes ataques contra instalaciones diplomáticas de Estados Unidos en Oriente Medio provocaron una crisis que socava la política de la Casa Blanca hacia la región, y representan un serio desafío para el presidente Barack Obama, quien intenta ganarse la confianza de los países del área.
Las políticas del presidente norteamericano hacia el mundo árabe y sus esfuerzos por cambiar la imagen de Washington en la región han tenido poco éxito, en particular por su incapacidad para resolver el conflicto israelí-palestino a pesar de que prometió que esta sería una prioridad de su gobierno. A principios de su primer mandato, la retórica del gobernante sobre la ilegitimidad de los asentamientos israelíes en tierras palestinas levantó esperanzas en el mundo árabe de que su presidencia sería diferente a la de sus predecesores, acota el diario.
Pero las declaraciones de Israel a favor de un golpe militar contra Irán y ahora los ataques en Egipto y Libia hacen más difícil para Obama encontrar nuevas opciones sobre cómo manejar los vínculos con la región, a dos meses de las elecciones de noviembre. Estas acciones recuerdan a The Washington Post que los extremistas violentos son todavía una fuerza poderosa. De ahí que el influyente diario norteamericano no descarta que la nueva crisis consolide la determinación de Obama de no realizar una intervención militar en Siria, y neutralice temporalmente a quienes presionan por el empleo significativo de la fuerza para alcanzar el éxito.
Por lo pronto, el Pentágono ordenó el envío de dos buques de guerra y aviones sin pilotos (drones) a Libia, un día después del ataque contra el consulado en Bengasi. El destructor USS Laboon, que estaba ayer en la isla griega de Creta, comenzó a moverse hacia las costas libias. El USS McFaul está en ruta desde el Estrecho de Gibraltar y llegará a la zona en unos días, según fuentes militares citadas por CNN. Ambos buques portan misiles crucero Tomahawk y su presencia proporciona a los jefes mayor flexibilidad para responder a cualquier misión que ordene el presidente Obama.
Para la agencia de noticias china Xinhua, los ataques y protestas antinorteamericanas indican que ha llegado el momento de que Washington reflexione sobre su política hacia el Medio Oriente, ya que estas manifestaciones van más allá de las difamaciones contra Mahoma. La causa es más profunda y está referida a la fracasada política de Washington en el Medio Oriente.
Hace años Estados Unidos lanzó la denominada guerra contra el terror y convirtió a Irak en un caos sangriento que costó numerosas muertes y heridos, así como millones de desplazados, pese a la retórica norteamericana de que llevaría prosperidad a la región. Sin embargo, Irak todavía sigue en problemas y víctima de explosiones, conflictos sectarios, un lento proceso de reconstrucción y el resurgir de Al-Qaeda. (4)
Al rememorar el atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el investigador francés Fredrick Pichon advirtió de los peligros de que Siria caiga en manos de al-Qaeda, lo que tendría consecuencias impredecibles para las naciones occidentales. No descarta «un nuevo 11 de septiembre» de continuar la actual política occidental contra esta nación del Levante.
Pichon señala que Arabia Saudita y Catar emplean la instigación contra Damasco y envían armas y mercenarios a este país como medio para impedir manifestaciones populares en sus territorios que tambalearían la estabilidad de sus regímenes. Ambas naciones no poseen ningún mecanismo democrático o siquiera algún interés en el ámbito de los derechos humanos.
El investigador galo estima que la exportación del terrorismo por parte de dichos países es un medio de garantizar sus sistemas internos, y asegura que esas naciones árabes en caso de revueltas reprimirán a la población. Sin embargo, el escritor indica que su país falló durante largo tiempo en comprender las intenciones de la oposición siria armada y de los regímenes árabes que la apoyan, encabezados por Catar, hasta el punto de permitir el flujo de lo que llaman «yihadistas» a Siria, poniendo a este país bajo la amenaza de convertirse en un punto de atracción y posteriormente, exportador, del terrorismo, similar al caso de Afganistán.
Las autoridades sirias no se enfrentan contra jóvenes desarmados o mal armados, sino contra grupos terroristas que están fuertemente apertrechados, asegura Pichon, contradiciendo argumentos esgrimidos por Occidente para justificar su política de ayudar a las bandas opositoras e introducir mercenarios en el conflicto.
Libia y Egipto sufrieron drásticos levantamientos políticos el pasado año, en los cuales Estados Unidos desempeñó un papel fundamental, que muchos egipcios y libios no parecen agradecer. Esto se debe a que la potencia ha estado buscando la hegemonía en el Medio Oriente por décadas y los pueblos de la región están hartos de la imagen de los «arrogantes americanos». Según Xinhua, todo esto apunta a la necesidad de que el gobierno de Barack Obama reconsidere sus posiciones con respecto a la región árabe.
Notas:
1. CNN precisó además que el nombre de Basseley coincide con documentos del sindicato de actores Screen Actors Guild, y también aparece en documentos judiciales de un tribunal distrital en California, en el que se especifican alias de esta misma persona como Mark Basseley, Nicola Bacily o Malid Ahlawi. Los documentos archivados en el sindicato revelan que Baseley fue condenado a 21 meses de prisión o el pago de una multa por valor de 790 mil dólares por un fraude bancario con cuentas falsas o números de Seguridad Social falsos.
2. El periodista de la televisión Libia Firas Abdelhakim aseguró haber visto a una docena de hombres armados preparando el asalto contra la embajada estadounidense. Él estaba a unas tres millas del consulado, cuando vio de 20 a 30 carros dirigiéndose hacia allí poco antes de las nueve de la noche del martes. Al llegar a la sede diplomática estadounidense en Benghazi, notó la presencia de unos 50 hombres armados entre los manifestantes, pero sin portar carteles ni cantar consignas, quienes se identificaban como “Musulmanes en defensa del Profeta” y un grupo de la juventud musulmana que estaban “defendiendo al Islam”.
3. En Libia, el nuevo primer ministro Mustafa Abu Chagur es muy próximo a grupos islamistas; una de sus prioridades antes de convocar a elecciones es controlar las actividades de miembros de la secta islámica salafista empeñados en copar posiciones en los servicios secretos y los institutos policíacos. Los salafistas han destruido dos templos de musulmanes sufíes y forzaron la renuncia del ministro del Interior, quien después la retiró. El país vive en un estado de semi anarquía desde el derrocamiento del líder Muamar el Gadafi el año pasado vía una intervención militar directa de los miembros de la OTAN que costó miles de muertos civiles y devastó el país. En Egipto, un país polarizado políticamente, gobierna el islamista Mohamed Morsi, tras vencer en los comicios presidenciales de mayo y junio pasados con un estrecho margen a Ajmed Chafiq, primer ministro durante la agonía del régimen del derrocado ex presidente Hosni Mubarak.
4. La serie de letales atentados dinamiteros que sacudió a Irak el 10 de septiembre de 2012 dejó un saldo superior a los 100 muertos. Bagdad fue escenario de los dos atentados más destructivos, ocurridos en zonas comerciales y en los cuales se registraron 50 muertos, además de decenas de heridos, algunos muy graves. La cifra es inferior sólo en ocho al total registrado por las explosiones que abarcaron desde Basra, en el extremo sur, colindante con Kuwait, hasta Kirkuk, en el Kurdistán (norte). Samarra, Baquba, Basora y Tuz Jurmato, donde reside gran parte de la comunidad chiíta iraquí, también sufrieron ataques similares. El 11 de septiembre el Estado Islámico de Irak (EII), organización de la red Al Qaeda, se reivindicó la ola de atentados en respuesta a la campaña de exterminio y tortura de musulmanes sunitas en las prisiones de Safavid. Las explosiones siguieron a la difusión del veredicto que condena a muerte por ahorcamiento al vicepresidente Tariq al Hachemi, un sunita acusado de ordenar el asesinato de un prominente abogado y de un general del ejército, ambos de la secta chiíta del Islam, de la que es seguidor el primer ministro Nuri al Maliki. El estallido de violencia está ligado a la guerra abierta y cada más vitriólica entre el jefe del gobierno Nuri al Maliki y los titulares sunitas uno de los cuales, el ministro de Comunicaciones Mohamed Alaui, renunció días atrás por alegadas “interferencias políticas del primer ministro” en los asuntos de esa dependencia. Por otro lado, el presidente somalí Hassan Cheikh Mohamoud está hospedado en un complejo de instalaciones muy protegidas en la Villa Somalia, después de salir ileso de dos atentados suicidas en el Hotel Jazzera el 12 de septiembre. La nueva autoridad fue investida la noche del lunes en Mogadiscio y 48 horas después fue blanco de los primeros atentados directos contra su persona.
(Prensa Latina: 14.09.2012)