El secretario de Relaciones Internacionales de la CTA, Adolfo «Fito» Aguirre», aseveró que lo de Paraguay «es una alerta: o se condiciona una democracia a que el eje principal sea más ricos, con más desigualdad y un fuerte contenido de defensa de la propiedad privada, o es jugar fuerte en el planteo de convocatoria popular para hacer partícipe a los pueblos y a los trabajadores para diseñar democracias con fuerte contenido de participación popular».
El secretario de Relaciones Internacionales de la CTA, Adolfo «Fito» Aguirre», aseveró que lo de Paraguay «es una alerta: o se condiciona una democracia a que el eje principal sea más ricos, con más desigualdad y un fuerte contenido de defensa de la propiedad privada, o es jugar fuerte en el planteo de convocatoria popular para hacer partícipe a los pueblos y a los trabajadores para diseñar democracias con fuerte contenido de participación popular».
– ¿Qué análisis hace la CTA del golpe en Paraguay a 3 años del golpe en Honduras?
– En primer lugar, siempre que hay un golpe a la consolidación de una democracia como lo que ocurrió en Paraguay y antes en Honduras, la verdad es que es un retroceso que tiene consecuencias regionales y universales. El de Honduras fue un ensayo que se resistió con solidaridad internacional e intervención por parte de organizaciones; en el caso nuestro fuimos parte de la misión internacional que estuvo allí, pero no alcanzo evidentemente. Fue un ensayo que funcionó con una técnica diferente a la que conocíamos con los golpes de Estado tradicionales vía Fuerzas Armadas.
Lo de Paraguay en realidad es mucho más duro porque justamente el Cono Sur de América es la región que podía plantearse en esta década alumbrando alternativas de cara a la crisis internacional del capitalismo.
– ¿En qué sentido es la región del continente que plantea alternativas?
– El hecho que Brasil y Argentina sean dos países industriales grandes que están en el G20, Brasil que es un actor global de los países emergentes junto con China e India que se sostienen en un equilibrio con los países más desarrollados. Tener un aviso de estas características en la región es una alerta que hay que analizar y hay que saber que la derecha no aparece cuando hay movimientos progresistas sino que siempre está y fundamentalmente después de la Guerra Fría que se consideran ganadores y como ganadores son los que pusieron las condiciones de cómo se configuraba el mundo en todo este tiempo, inclusive pusieron las condiciones de cómo se configuraban las democracias formales y las estuvieron monitoreando hasta ahora.
– ¿Qué implica esto para el continente?
– Es por eso que en Argentina no se puede hacer todavía un cambio constitucional con poder constituyente, si se hace algo se pretende hacerlo por el esquema de reformas constitucionales. En Brasil no se puede hacer porque digamos que hay un avance progresista en relación a la desigualdad y a la pobreza pero no hay avances en distribución de la riqueza en un país que es un actor global a los niveles de China e India.
Estamos en un pasaje donde luego de la posguerra fría hubo nuevos acuerdos en torno a dejar transitar democracias con características que se salían de los consensos de Washington y mostraban novedades políticas que en otros tiempos hubieran sido imposible pero lo que no se pudo superar es una suerte de control de las bases normativas de distribución de la riqueza, de un equilibrio entre propiedad privada y propiedad pública y social, entre el Capital y el Trabajo y también porque los gobiernos perdieron mucho tiempo en creer que si tenían subordinada a una parte importante de la derecha iban a poder transitar con gobernabilidad sin ningún tipo de problema.
– ¿Qué están alertando con el golpe en Paraguay?
– Lo de Paraguay hace una alerta: o se condiciona una democracia a que el eje principal sea más ricos, con más desigualdad y un fuerte contenido de defensa de la propiedad privada y ponerle freno a cualquier tipo de ensayo de propiedad social o de reforma agraria o de 50 y 50 en la relación Capital-Trabajo o digamos, la alternativa es jugar fuerte en el planteo de convocatoria popular para hacer partícipe a los pueblos y a los trabajadores para diseñar democracias con fuerte contenido de participación popular. Yo creo que ahí es donde estuvo la debilidad en Paraguay. Antes fueron intentos, pero esta vez fue algo totalmente grotesco y algo que dejó al desnudo la debilidad y la fortaleza de unos y de otros.
– ¿Y cómo se organizan desde las Centrales?
– En ese sentido me parece que nosotros, hablando con las Centrales del Paraguay sentimos y creemos que tenemos que acompañar a los trabajadores para que Paraguay no quede trunco en esta posibilidad de tener una democracia y un Estado que garantice esquemas de distribución, ya no solamente de riquezas sino que el problema fundamental ahí es la tenencia de la tierra. Los trabajadores organizados son el sujeto político que puede garantizar que en el Paraguay pueda haber, diría con todas las letras un cambio constitucional con poder constituyente porque es la única manera de terminar con el poder parlamentario que tiene más peso que el presidente de la República. Acá el planteo es que en 8 meses Paraguay tiene elecciones y mientras tanto nadie va a reconocer que este es un gobierno.
Queda a las claras que fue un grito en defensa de la propiedad privada pero este tipo de ensayos sí pueden darse en otros lados como en Bolivia por antecedentes históricos: lo que fue toda la pelea contra el cambio constitucional, el fuerte vínculo de Santa Cruz de la Sierra con lo que hace a la inteligencia de Estados Unidos. Hay que poner la atención en Bolivia para que toda la región intervenga en función de que no tengamos este tipo de novedades y que las novedades sean otras: que la región se está integrando y consolidando más, por ejemplo. Esta es la única región en la que hay una alta tasa de sindicalización por el componente Brasil, Uruguay, Argentina.
– ¿Por qué otros espacios está irrumpiendo el imperialismo?
– No descartemos que acá hay archipiélagos de feudalismo y que en la conferencia de la OIT hubo un fuerte golpe contra el derecho a huelga y tampoco descartemos que la nueva fase del capitalismo en estos tiempos esté relacionada a datos concretos. Otro dato concreto es la conferencia de Río donde patearon la pelota al 2015, o sea, tienen 4 años para completar el esquema de mercantilización o no, según lo que hagamos los pueblos, de la naturaleza, pero irían por ese camino de meterla en el esquema financiero. Y tampoco descartemos que nos lluevan cantidad de Tratados de Libre Comercio (TLC) para garantizar los déficits que tengan los Estados, sean progresistas o sean de derecha. Pero si ya no se están pagando salarios y la prioridad es pagar endeudamiento no descartemos que los archipiélagos estén conectados.
– ¿Cómo debemos organizarnos para resistir?
– En este sentido tenemos que estar muy alertas para buscar solidaridad, no entrar en discusiones secundarias y menos en discusiones que lindan con la torpeza de la inteligencia, como por ejemplo creer que una acción de reivindicaciones de los trabajadores con un programa de reivindicaciones públicas sea una cuestión de desestabilización como pasó en Paraguay o como puede pasar en Bolivia ahora con los amotinamientos, con personas con armas.
Hoy la solidaridad toda con Paraguay, sabemos que vienen tiempos imperiales: la Unión Europea necesita activos de esta región, Estados Unidos necesita control de esta región y China necesita los bienes comunes nuestros a costa de lo que sea. Acá podemos encontrarnos con que varios empresarios de la noche a la mañana se quieran convertir en importadores de los productos chinos y dejar empresas con trabajadores cerradas.
La CTA, en lo que hace a internacionalismo, siempre ha estado presente acompañando ofensivas de trabajadores y, como en el caso de Paraguay y Bolivia, acompañando resistencias a cualquier intento de avasallar cuestiones conquistadas como son estas transiciones democráticas a democracias plenas como las soñamos, como las imaginamos.
(30.06.2012)