Vascos

Llegaron a la Argentina con la primera fundación y siguieron llegando hasta entrado el siglo XX; a diferencia de gallegos, italianos, rusos, lo vascos forjaron su destino en la tierra trabajando como pastores o tamberos. Esta historia será homenajeada en noviembre por la CTA.Llegaron a la Argentina con la primera fundación y siguieron llegando hasta entrado el siglo XX; a diferencia de gallegos, italianos, rusos, lo vascos forjaron su destino en la tierra trabajando como pastores o tamberos. Esta historia será homenajeada en noviembre por la CTA.

Juan de Garay salió desde Asunción en expedición por el Río Paraná, la travesía culminó el 15 de noviembre de 1573, en la ciudad de Santa Fe, con su fundación; siete años después lo haría con la ciudad de Buenos Aires, en lo que sería su segunda y definitiva fundación. A este período se remonta la llegada de los primeros vascos a la región: campesinos que se instalaron a lo ancho de la Pampa Húmeda y trabajaron como pastores y poceros, hasta que se compraron sus primeras vacas y se convirtieron en tamberos o lecheros.

A diferencia de otros inmigrantes (gallegos, italianos, rusos), que se radicaron en la ciudad y trabajaron como asalariados en las industrias o en los servicios, los vascos se fueron al campo y se forjaron un destino como emprendedores. Esa identidad los hizo partícipes de la primera huelga campesina que registra la historia argentina, el denominado “ Grito de Alcorta”, del 25 de junio de 1912. No eran trabajadores asalariados sino trabajadores rurales que se organizaron contra la explotación en su condición de arrendatarios o peones rurales. Significó el nacimiento de la conciencia social del campesinado.

En la proto-historia de la organización sindical, en 1863, los vascos, que montados en sus caballos repartían a domicilio la leche, fueron obligados por una ordenanza municipal a ponerles maneas (presillas utilizadas para inmovilizar las patas del caballo y así evitar que el mismo camine o patee) a sus caballos, pero ellos no lo aceptaron. Durante varios días no hubo leche en la ciudad y por las tardes los caballos con sus tachos vacíos y sin jinetes circulaban sueltos por Buenos Aires en señal de protesta.

Conservando sus tradiciones e historias, sus convicciones para forjar un futuro y pelear por sus derechos los vascos se hicieron un lugar en la historia argentina. Por citar un ejemplo, en la actual conducción nacional de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) tres miembros traen en su sangre la herencia de Euskal Herria, se trata de Daniel Jorajuría, secretario Gremial; Claudia Baigorria, secretaria Administrativa; el vocal Héctor Carrica; y quien escribe este artículo, como secretario de Relaciones Internacionales.

Estos vínculos históricos han forjado entre la CTA y la central obrera mayoritaria en el País Vasco (ELA) un vínculo de hermanos. Compartimos la esencia de la lucha clasista, la defensa de los derechos de los trabajadores, la lucha por la libertad y la democracia sindical, el internacionalismo. En junio, en la figura de nuestro secretario general Pablo Micheli, participamos de los actos conmemorativos del centenario de ella: 9 y 10 de junio en Bilbao, en el seminario “Claves para la renovación sindical”. Y en el multitudinario acto central del 11 de junio en el polideportivo de Mirilla también en Bilbao. Por eso, organizado por la Secretaría de Relaciones Internacionales y la CTA Rosario, se realizará en esa ciudad, el 3 de noviembre, un festejo por el centenario ELA, y del que participarán no sólo parte de la comunidad vasca en la Argentina, sino también las máximas autoridades de esa organización.

Se trata de rendir tributo a la importante migración vasca que reside en la Argentina y que es muy amplia y extendida, sobre todo en ciudades como Rosario, Buenos Aires, y también en la zona mesopotámica, que han aportado su legado, su historia de lucha, su trabajo y su mirada.

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