Se habla y se seguirá haciendo sobre la crisis sistémica mundial que hoy impacta singularmente a Europa, a la Unión Europea y al euro, cuyo origen está en el sistema financiero globalizado y las corporaciones transnacionales.
Se habla y se seguirá haciendo sobre la crisis sistémica mundial que hoy impacta singularmente a Europa, a la Unión Europea y al euro, cuyo origen está en el sistema financiero globalizado y las corporaciones transnacionales que constituyen el verdadero gobierno mundial.
Los gobiernos que al inicio de la crisis prometieron adoptar las medidas necesarias para superar la crisis no han adoptado ninguna medida para controlar el mercado especulativo financiero y sus agencias de calificación, eliminar los paraísos fiscales o adoptar una tasa sobre las transacciones financieras. Por el contrario, se pusieron en marcha los “programas de austeridad” (eufemismo europeo para los programas de ajuste estructural que conocimos en América Latina por imposición del FMI), para que la “factura” de la crisis la paguen los trabajadores y los pueblos. Se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas.
El modelo social europeo, que caracterizó la reconstrucción europea de posguerra, esta siendo atacado en nombre de la competitividad . Hoy los mercados financieros y las corporaciones transnacionales, con la complicidad o la impotencia de los gobiernos están “aprovechando” la crisis para terminar con el modelo social. El actual presidente del Banco Central Européo afirmó: “El modelo social europeo está agotado”.
El movimiento sindical en Europa -mediante luchas, “Dialogo Social” y negociación colectiva- logró alcanzar condiciones de trabajo y calidad de vida más que satisfactorias, con niveles salariales elevados, sistemas de seguridad social sólidos, seguro de desempleo, regímenes de jubilaciones y pensiones solidarios, universales e integrales. En muchos países europeos los convenios de la OIT, a diferencia de lo que sucede en naciones de América, Asia o Africa, no son modelo de referencia, ya que los acuerdos alcanzados superaban los mínimos garantizados por la Organización Internacional del Trabajo.
En el contexto de crisis, para la Confederación Europea de Sindicatos no ha sido fácil lograr unificar estrategias. Por ejemplo en Alemania, los sindicatos negociaron reducciones del tiempo de trabajo y de salarios para evitar el desempleo. Resultado: el índice de desempleo es bajo; sin embargo, el 20 por ciento de los trabajadores empleados sobreviven con un salario de 400 euros, casi un cuarto del salario medio.
En Grecia el movimiento sindical ha estado a la cabeza de la protesta social con más de 15 huelgas desde el comienzo de la Crisis. El país está prácticamente “intervenido”por la Troika (CE-BCE-FMI) que al imponer el último Rescate de 130.000.000 millones de euros, dispuso instalar en Grecia una representación permanente que debe aprobar los pagos que se realizan y supervisar la ejecución de los programas de austeridad aprobados con serias dificultades por el gobierno que preside Lucas Papademus (un tecnócrata ex-vicepresidente del BCE y que proviene del Grupo Goldman Sachs, al igual que el nuevo primer ministro de Italia Mario Monti y Mario Draghi, presidente del BCE).
En Portugal el año pasado, por primera vez en muchos años, la CGTP-IN (primera fuerza sindical) y la UGTP organizaron en forma conjunta una huelga general que fue un éxito.
En 2011, en una España sin acuerdos entre trabajadores y empleadores, el gobierno socialista aprobó una reforma laboral que “procuraba reducir la enorme cifra de desempleo”. Los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) decidieron convocar una huelga general pero evitaron hacerlo en el verano (período vacacional) y fueron preparándola hasta que se realizó con un importante acatamiento. La demora fue muy criticada, en vistas de que dicha reforma no significó ningún freno al desempleo. Para colmo el nuevo gobierno del PP, en acuerdo con los patrones, el mercado financiero y las instituciones europeas, adoptó una nueva reforma laboral, que flexibiliza más la contratación al reducir el costo del despido, que deberá ser ratificada por el parlamento.
Ante esta decisión CCOO y UGT convocaron una serie de manifestaciones de protesta que comenzaron el 19 de febrero y que alcanzaron una altísima participación. Asambleas, movilizaciones y paros sectoriales en diferentes regiones del país se están desarrollando y, en paralelo, se han presentado al gobierno propuestas alternativas tendientes a lograr algunas mejoras durante el trámite parlamentario de la reforma laboral. Por su parte, la USO (tercer sindicato en España) cuestiona los resultados alcanzados por los sindicatos mayoritarios en acuerdo con los empleadores, así como la reforma laboral aprobada por el gobierno.
En los ámbitos regionales, se han conocido diversas manifestaciones, paros y huelgas en respuesta a las políticas del gobierno nacional pero también en contra de mediadas impulsadas por gobiernos autonómicos. Tanto en el País Vasco , como en Galicia y Canarias, con sindicatos nacionalistas con alta representatividad, como ELA y LAB, CIG y la Intersindical Canaria, respectivamente, que han desarrollado diferentes planes de lucha muchas no concertados con los sindicatos del Estado español.
En Bélgica, apenas constituido el gobierno, anunció un programa de ajuste similar. De inmediato las tres centrales sindicales (CSC, FGTB y CGSLB) en unidad de acción, convocaron a una huelga general de 24 horas que paralizó el país el 30 de enero.
En Italia, las medidas adoptadas por el gobierno de Monti han recibido una rápida y unitaria respuesta de los sindicatos que han incluido movilizaciones, marchas y huelga general convocadas por las tres Centrales sindicales mayoritarias (CGIL, CISL y UIL).
El 29 de febrero, la Confederación Europea de Sindicatos (CES), convocó a una jornada de protesta a nivel europeo, con masivas movilizaciones, actos y paros (en cada país los sindicatos decidieron la manera de organizar la protesta). En las calles expresaron su rechazo y en Bruselas, ante la Sede del Consejo Europeo, se concentró la dirigencia de la CES, acompañada de trabajadores belgas y representaciones de sindicatos de toda Europa. Un buen número de centrales están procurando la convocatoria por parte de la CES a una huelga general europea, que hasta el momento no ha logrado el acuerdo de todos los sindicatos que la componen.
Asimismo, en varios países de la UE se ha producido manifestaciones espontáneas Unión diferentes manifestaciones de protesta de carácter espontáneo, como por ejemplo Los Indignados, movimientos “horizontales” que condenan por igual a todas las fuerzas políticas y sindicales, movilizan mayoritariamente a los jóvenes y mujeres, pero también jubilados y pensionados, los sectores mas impactados por el desempleo y las medidas de austeridad, artistas, intelectuales y sectores de la clase media.
Este movimiento ha obtenido importante apoyo, aunque su carácter inorgánico y su rechazo a toda forma de identificación política, sindical o con movimientos sociales organizados, comprometen su perdurabilidad y corren riesgo de desgastarse ante la falta de perspectivas de impacto real en el marco institucional. Como decía el general Juan Domingo Perón: “Lo único que vence al tiempo es la organización”.
No obstante, considero que estos movimientos de protesta, en los que participan trabajadores precarizados, desempleados o jubilados, expresan el profundo descontento social y constituyen un desafío que debe ser respondido por el movimiento de los trabajadores organizado, al que demandan una acción firme y decidida para que asuma y organice la protesta social.
(Eduardo Estevez: 08.03.2012)