Presentación en CNEA del Proyecto ConfinAR para el manejo de residuos radiactivos

El 1 y 2 de diciembre se realizó en la sede de la Comisión Nacional de Energía Atómica el conversatorio “Primeros Diálogos sobre disposición de residuos radiactivos y combustibles gastados en Argentina”, que contó con exposiciones de expertos argentinos e internacionales del sector nuclear. Activa participación de la CTA-A y la CNTI.

El propósito de esta actividad es comenzar a abrir los debates, perspectivas y desarrollos del área nuclear argentina. En este caso, el foco estuvo puesto en el Proyecto ConfinAR-Geo, que apunta a la construcción de una sistema para la disposición final de los residuos radiactivos de nivel alto y los combustibles gastados en Argentina. Se trata de un proyecto de largo plazo, intergeneracional, que se encuentra en su fase inicial, proyectado para prolongarse a lo largo de 100 años o más. Recae bajo la órbita del Programa Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos (PNGRR) de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que fue creado por la Ley 25.018 (1998) con el fin de hacerse responsable del manejo de todos los residuos generados por la actividad nuclear en nuestro país.

Las exposiciones estuvieron a cargo de Victoria Altinier, Rodolfo Kempf, Lucrecia Gringauz y Aníbal Blanco, de CNEA. Además se contó con presentaciones de funcionarias internacionales de la Organización Internacional de Energía Atómica (AIEA) y de organismos nacionales relativos a lo nuclear: Lise Morton (Canadá), Annabelle Quenet (Francia) y Saida Engstroem (Suecia), quienes pudieron compartir las perspectivas, políticas y debates que enfrentan hoy en sus respectivos países.

Para Rodolfo Kempf, trabajador de la CNEA y coordinador de Transición Energética de la Coordinadora Nacional de Trabajadores/as de la Industria (CNTI-CTAA): «La energía nuclear ocupa un lugar primordial para la transición energética, para la descarbonización  gracias a su capacidad de aportar energía de base abundante sin generación de gases de efecto invernadero. Lo que estamos viendo hoy, nuestro Proyecto ConfinAR, se apoya en 70 años de desarrollo de un área relevante con desarrollos tecnológicos, de potencia en el Hemisferio Sur.  El sector nuclear argentino es reconocido como creativo, innovador».

Durante la presentación, Lucrecia Gringauz expresó que su intención al organizar la presentación del proyecto fue actuar «de cara al conjunto de la sociedad, dispuestos a escuchar, responder y debatir abriendo espacios para el diálogo a fin de alcanzar un consenso con el conjunto de la comunidad que lleve a buen puerto estos proyectos». «La sensibilidad de este tópico requiere entender que no estamos ante un problema de índole técnica, sino que requiere reconocer su carácter social, ético y político.

En palabras de Victoria Altinier, el motivo detrás del proyecto emerge de una responsabilidad doble: «Jurídica, ya que el manejo de residuos de la actividad nuclear es una función adjudicada por ley a la CNEA, y también ética, a fin de garantizar la sustentabilidad del ciclo de los combustibles nucleares y no transferir estas decisiones y desafíos a futuras generaciones».

Un residuo radiactivo es todo material para el cual no se prevé ningún uso posterior cuya emisión de radiaciones requiere que no puede ser dispersado libremente en la atmósfera debido a su impacto ambiental y sanitaria. Por ende, saber gestionar de forma segura su identificación, inmovilización, tratamiento, transporte, aislamiento se vuelve un asunto prioritario para garantizar el funcionamiento estable y seguro de la actividad nuclear. Los distintos campos de aplicación de la actividad nuclear nacional abarcan la generación de energía, la investigación científica, el control y combate a plagas, la esterilización de alimentos, productos de consumo e insumos industriales, y en medicina especialmente radioterapia, diagnóstico y tratamiento de enfermedades.

En contraste, nuestro país también adoptó el concepto de combustible gastado, definido como aquel elemento residual de la actividad nuclear pero que puede ser almacenado para luego ser reprocesado y devuelto al ciclo útil de generación de energía, evitando el desperdicio de fuentes energéticas con potencial a aprovechar.

La inestabilidad en los precios de la energía, los debates de cara a la transición energética y la crisis ambiental demuestran la importancia de abordar estos desafíos con seriedad y política de Estado sostenidas en el tiempo. El sector nuclear constituye un área estratégica por su contribución a la generación eficiente y sustentable de energía; contribuye además al desarrollo industrial y científico local. En esto, Argentina ha demostrado contar con un historial de iniciativas y esfuerzos protagonizados por sus trabajadores y científicos que han sabido dotar de las capacidades necesarias para un desarrollo local autónomo e innovador en un sector que en esta coyuntura está ganando centralidad en la escena internacional.

«Iniciativas similares a esta se van a inaugurar el año que viene en Finlandia, mientras que en Canadá, Francia y Suecia ya han dado grandes avances en esta dirección. Dado el estado del arte de la tecnología y la complejidad que comprende en el debate en torno a las políticas públicas es que decidimos volcarnos a la comunicación social y el debate con sectores para contar con un primer núcleo de reflexión que nos permite encarar esta tarea que consideramos necesaria para el desarrollo de nuestra soberanía energética», concluyó Kempf.

*Escribe Julián Aguirre, integrante de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA-A.

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