Opinión | Publicado en ATE.org.ar
Por Daniel Godoy – Director IDEPSALUD ATE ARGENTINA
La controversia respecto de la figura de Ramón Carrillo en los billetes ha sido a todas luces, un pseudo debatede muy baja calidad política y argumental. Pocas ganas de ingresar en dimes y diretes, genera una chicana tan burda.
La incorporación de la imagen de nuestro primer Ministro de Salud Nacional es ante todo un acto de justicia. Como otros tantos personajes de nuestra historia, Carrillo ha sido foco de un escarnio decididamente despiadado, pieza integrante de los anales de las siempre recacitrantes operaciones de la (también siempre recalcitrante) “derecha” argentina: Exilio, pobreza, muerte en el anonimato, destrucción de su obra y su memoria…
Carrillo es un héroe nacional y es patrimonio inspirador de la militancia del pensamiento sanitario y social de la Argentina, y merece quizá mucho más en la construcción de la memoria colectiva, que su imagen en un billete…
Pero también es cierto que este hecho, sentenciado a quedar prontamente en el olvido, llega en un momento de inflexión en el escenario social y sanitario del país que lo torna no solo justo, sino oportuno y necesario, y hasta puede ser el insumo de un debate más provechoso.
La palmaria necesidad de un sistema de salud con más y mejor capacidad de resolución, y la obscena desigualdad hacia el interior de nuestra sociedad, son 2 de las claves más importantes a operacionalizar en este tiempo donde la Pandemia nos instala a flor de piel estas situaciones y debates, lejanas en tiempos de “normalidad”.
Carrillo advirtió para la posteridad, la vinculación entre calidad de vida y Salud, minimizando el “rol” de los “microbios”.
Ambas variables, estructurales desde hace décadas, han tocado fondo en la última gestión de la “derecha” argentina encabezada por el Ingeniero Macri.
Al punto de por ejemplo, sacar de la cancha al mismísimo Ministerio de Salud Nacional que creó Carrillo, y poner al Sistema de Salud argentino en condiciones organizacionales e ideológicas a “punto caramelo” para su privatización.
Se reemplazó pieza por pieza aquel artefacto que “craneó” Carrillo:Salud como Derecho, las determinaciones sociales anticipando al evento sanitario (enfermedad o muerte); sistema de carácter universal y federal, redistributivo, integral, mano de obra intensivo. Se lo reemplazó por un rudimento empresarial, multifragmentado, biologista, médicohegemónico, productivista y segmentado según la capacidad de pago de las personas.
Esta operación emerge del consenso de Washington y de “Invertir en Salud” primero (1993), y de la Declaración de Astana “Cobertura Universal para todxs” (2018), por dictámenes geopolíticos de los Organismos de crédito supranacionales y el bloque de países hegemónicos.
Entonces, la pandemia llega (y debería servir) para interpelar no sólo el “no-sistema” de Salud que dejó Macri, sino el que parieron las sucesivas Reformas del Estado en la Región.
El liderazgo del Estado en el abordaje de la Pandemia, la restitución formal y el fortalecimiento institucional del Ministerio de Salud Nacional, y la revalorización del concepto y la materialidad de “lo público” con la centralidad en sus trabajadorxs, son la señalización que deben vertebrar un debate del Movimiento Sanitario argentino para que, en este caso, el árbol (la pandemia) nos haga ver el bosque (el sistema).
El sistema de Salud de la Argentina debe ser fortalecido para mejorar su respuesta a la Pandemia, como paso previo a su NECESARIA refundación.
El agudo quiebre en la composición social de la pandemia y las icónicas muertes de Ramona Medinay Víctor Giracoy en el Barrio Padre Mugica (exVilla 31), han situado en zona de escándalo ético a la desigualdad existente en la Argentina.
El aislamiento, las actividades remotas, la virtualización de las relaciones humanas, y las protocolizaciones, se han dado de narices con la distopía de los territorios en los que habita la pobreza extrema como producto de capas y más capas de gobernanza, y como una verdadera maquinaria de exterminio siempre silencioso, hoy inaceptable.
Nada se puede hacer en el coctel pandemia/asentamientos/hacinamiento/hambre/falta de trabajo más que proponerse erradicarlos con políticas redistributivas e inclusivas, no del carácter prebendario y asistencialista y de cortos plazos como hasta ahora. No hay vacuna contra el Covid19, pero sí contra las matrices que están agitando este incendio epidemiológico entre nuestras poblaciones másVULNERADAS (ya no más usar la categoría vulnerables!)
Nada más pertinente entonces, en estos “tiempos de pandemia” que el rostro y el legado de un verdadero héroe de la Salud Pública Argentina, y un precursor del carácter social de la salud y la enfermedad.
Volver a Carrillo siempre será el horizonte que re crearemos desde el campo de la militancia sanitaria nacional y popular.