COVID-19: Un virus muy político

La Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas de Francia realizó una publicación con los testimonios de referentes de organizaciones obreras de todo el mundo sobre la situación del coronavirus. Por la que CTA-Autónoma fue entrevistado el director de Relaciones Internacionales, Gonzalo Manzullo.

“COVID-19: Un virus muy político”, consta de 280 páginas cuenta con análisis y testimonios sobre las consecuencias y acciones en el mundo ante la pandemia de coronavirus. También con entrevistas a referentes sindicales de América, Asia, Africa y Europa.

A continuación reproduciremos la entrevista realizada a Gonzalo Manzullo, director de Relaciones Internacionales de la CTA-Autónoma, para la publicación de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas de Francia

¿Cuál es la situación sanitaria en la Argentina?

Nuestro país se encuentra desde el 20 de marzo bajo un “aislamiento social preventivo y obligatorio” que afecta todas las actividades productivas salvo servicios esenciales tales como transporte, salud, seguridad, sector público en sus diversos niveles, justicia con sistema de turnos, comedores escolares y merenderos, servicios de comunicación, aquellas industrias relacionadas con alimentación e insumos médicos, telecomunicaciones, delivery y logística, servicios básicos y la cadena de producción de combustibles. Interesante por otro lado es que siguen trabajando las mineras, en una excepción difícil de entender desde lo sanitario. Desde la óptica económica hay mucha presión del lobby para levantar la actividad. Por eso mismo se están analizando flexibilizaciones de la cuarentena en algunas zonas y el permiso para algunas actividades concretas. En el plano económico, se prevén pérdidas de 2 a 3 puntos del PBI actualmente para este año, sin contar las previsiones negativas pre COVID. Para América Latina el FMI pronostica 5 puntos de perdida.

¿Qué disposiciones se han adoptado para los trabajadores?

El rol del gobierno argentino ha sido a grandes rasgos positivo, porque se han establecido medidas que garantizan la licencia paga por enfermedad, ayudas salariales tanto para los trabajadores formales como para independientes, autónomos e informales, ayudas financieras para pequeñas y medianas empresas, la introducción de moratoria en los pagos de alquileres, hipotecas y créditos y, por supuesto, la atención sanitaria gratuita y al alcance de todos/as. A eso se añade la prohibición de despidos por 60 días y el decreto de necesidad y urgencia que incorpora al COVID19 como enfermedad profesional permitiendo tanto la atención como la prevención. Pero a nivel regional y mundial, Argentina está del lado de la excepción al ofrecer esta integralidad en las medidas para proteger vidas y empleo. Se han visto tanto medidas nacionales como específicas para el estímulo y promoción del empleo y los ingresos, como también para la salud y seguridad en el trabajo. No obstante, no todas estas medidas instauradas están siendo respetadas por empresarios y patronales, como sucede con el caso de los despidos y suspensiones. Asimismo se están viendo problemas en la falta de pago de salarios.

¿Cuál ha sido el rol de las organizaciones sindicales?

Todas las medidas adoptadas por el Estado argentino, en el contexto de la pandemia de coronavirus, han sido evaluadas por las consultas que en tal sentido se han realizado a los distintos sectores involucrados y por el propio gobierno como necesarias. Si bien ha mediado de parte del gobierno argentino, dicha instancia de consulta, en los términos establecidos por el Convenio 144 de la OIT, consideramos que no se ha satisfecho la instancia de diálogo social prevista en el convenio 98 de la OIT, y la Declaración de Derechos Fundamentales de 1998 en especial en todas aquellas medidas que involucraron resolver cuestiones vinculadas a los trabajadores. La conformación de un Comité de Crisis que se ha impulsado desde el Estado principalmente es el interministerial, es decir solo conformado con funcionarios públicos. Las medidas anunciadas suelen contar con la consulta a una parte de la representación de los empleadores y una sola central de trabajadores. No obstante, los sindicatos de nuestra central relacionados a las actividades esenciales, como los trabajadores del estado y profesionales de la salud (FESPROSA y ATE) han mantenido contactos y han sido consultas por diferentes niveles del gobierno, recogiendo varias de sus propuestas. Hace solo unos pocos días, estos dos gremios elevaron al presidente de la nación y el ministro de salud una propuesta titulada “Bases para un Programa Nacional de preservación de la salud de las y los trabajadores de la salud” que tuvo buena acogida por el gobierno.

En ese sentido, consideramos necesario un fuerte diálogo tripartito donde los trabajadores estemos sentados a la mesa a la hora de decidir la flexibilización del aislamiento y cómo se retoman las actividades productivas. También porque, a pesar de la prohibición de despidos y las exigencias sanitarias se están viendo múltiples violaciones a la normativa de protección de los trabajadores y trabajadoras, expuestos innecesariamente a riesgos. Esto es especialmente grave en el caso del personal de salud. Pero también se observan otros casos de empleadores que obligan a trabajadores a asistir al trabajo en el caso de actividades no esenciales ni exceptuadas.

Desde la CTA Autónoma hemos acercado al gobierno múltiples propuestas para hacer frente a la crisis poniendo el trabajo y las vidas primero, en un documento que sistematiza más de 70 denuncias y reclamos colectivos de trabajadores y trabajadoras de diferentes actividades de todo el país que han señalado, de una u otra forma, un conjunto de cuestiones que requieren ser abordadas con carácter de urgente a fin de poder transitar la emergencia; muchas de las cuales fueron recogidas. También hemos denunciado casos de violación de derechos humanos de la mano del ejercicio de violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad. Exigimos por ello que este contexto de excepción no funcione como un cheque en blanco para promover conductas autoritarias y represivas. En cuanto a la situación de vulnerabilidad que viven las mujeres en nuestra sociedad, nuestra central también acercó propuestas al gobierno entendiendo que el aislamiento refuerza algunos problemas ya existentes, como por ejemplo la carga de responsabilidad sobre las tareas del cuidado y la exposición a la violencia doméstica. En el mismo sentido también hemos expresado demandas específicas para proteger a adultos mayores, principal población de riesgo ante el COVID19 (http://www.agenciacta.org/spip.php?article31140). Lo mismo hicimos en el caso del pedido de flexibilización de las medidas de aislamiento para las personas con discapacidad (http://www.agenciacta.org/spip.php?article31053). Por último, en tanto nuestra central aloja en su interior no solo sindicatos sino también organizaciones sociales, hemos intervenido en ese sentido con reclamos al gobierno para atender la difícil situación de los barrios de menores ingresos (http://www.agenciacta.org/spip.php?article31111).

¿Cuáles son las consecuencias para los trabajadores? ¿Para la población más pobre en general (desempleados, sin hogar, sector informal, etc.)?

La Argentina se está enfrentando a uno de sus mayores desafíos en décadas. La emergencia sanitaria provocada por la pandemia se suma a un contexto económico que ya de por sí generaba múltiples interrogantes difíciles de abordar en el contexto previo a esta situación. En el contexto de una economía fuertemente golpeada por la recesión y el ajuste durante los últimos cuatro años, y con el peso excesivo del endeudamiento que alcanza más del 80% del PBI nacional, la llegada de la pandemia ha puesto de relieve los déficits en materia de desarrollo que existen ya estructuralmente en el país. Con una pobreza cercana al 40% de la población, altos niveles de informalidad laboral, déficits de vivienda y un desempleo cercano a los 10 puntos porcentuales, quienes más dificultades tienen para alcanzar una vida digna han sido los principales golpeados porque no pueden afrontar el parate laboral sin asistencia económica. La situación es más crítica para mujeres, adultos mayores y niños/as. Particularmente las mujeres aumentan su carga ya desproporcionada en las tareas de cuidados y el aislamiento las pone en mayor riesgo ante los casos de violencia doméstica que existen. El teletrabajo, en los sectores donde se ha puesto en práctica, también representa un desafío porque no está regulado el derecho de desconexión y las tareas son incluso mayores que en el contexto regular, con jornadas laborales más extendidas. Se pretende de los trabajadores/as una disponibilidad total desde sus casas.

¿Cuál es la resistencia organizada por los movimientos sociales y sindicales?

Por parte de las organizaciones de trabajadores, hemos hecho un ingente esfuerzo por mantenernos en contacto y fortalecer la organización aún en este atípico contexto de encierro. Para ello hemos establecido números de consulta y asesoramiento tanto para lo atinente a derechos laborales y sindicales como en lo que hace a derechos humanos, además de asesorías puntualmente desde los sindicatos estatales y de los profesionales de la salud. A su vez, en aquellos sectores que continúan funcionando a pesar del aislamiento obligatorio, las asambleas en los lugares de trabajo continúan ocurriendo para organizar el respeto a las demandas de salud y seguridad en el trabajo. Asimismo, por los canales electrónicos seguimos celebrando las reuniones ordinarias de nuestra directiva y estamos en permanente contacto tanto dentro como fuera del país, informando a las organizaciones hermanas de la región y el mundo las últimas novedades. Se han establecido contactos con otras organizaciones nacionales para ofrecer apoyo a aquellos trabajadores/as que están luchando contra despidos, abusos de las patronales y represión de las fuerzas de seguridad. Por último, se están tomando iniciativas para favorecer actividades electrónicas orientadas a la formación de nuestros afiliados/as y también para acercarles materiales e iniciativas culturales que los/as ayuden a transitar el encierro.

Asimismo, se ha tejido la solidaridad de un conjunto de organizaciones sociales, sindicales y de la sociedad en general como un polo de debate en contra de los avasallamientos de la patronal, nucleados bajo la consigna “nadie se salva solo”. Así se puede ver en la solicitada conjunta lanzada hace unos días: http://www.agenciacta.org/spip.php?article31092

¿Hay demandas de reapropiación colectiva, autogestión, control de los trabajadores?

Como es posible imaginar, en el marco del aislamiento obligatorio han surgidos diversos conflictos con patronales y empresas que buscan suspender, despedir y avasallar derechos laborales en este marco excepcional. Pero también resulta más difícil la coordinación de respuestas tales como la organización para la reapropiación colectiva o autogestiva de empresas que cierran sus puertas.

No obstante, en los últimos días ha surgido un caso paradigmático, frente al que la CTA Autónoma ha mostrado su apoyo. A principios de abril, las autoridades de la empresa frigorífica Penta, de Quilmes en la Provincia de Buenos Aires, definieron el despido de varios de sus empleados, presuntamente porque habían sido elegidos como delegados gremiales por sus compañeros. Acompañado de esta medida, notificaron a los trabajadores de que no les pagarían los sueldos correspondientes a la segunda quincena de marzo y que sólo les darían un adelanto de mil pesos.

La situación estalló el 9 de abril, cuando la tensión entre los trabajadores y los administrativos y directivos que continuaban cumpliendo tareas desató una dura represión policial, que fuera luego repudiada por gremios, concejales y por la propia intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. Como consecuencia de ello, varios de los manifestantes terminaron heridos por balas de goma. Aunque fue dictada la conciliación obligatoria para este conflicto, la empresa no la ha acatado ni deja a los trabajadores ingresar a la planta. Por eso, en el día de ayer cerca de 250 trabajadores marcharon exigiendo respuesta. Aunque estos trabajadores están agrupados en el sindicato de la Federación de la Carne, nucleado en la CGT, el vínculo con la CTA Autónoma de la provincia de Buenos Aires es muy estrecho. Por eso, desde allí como así también desde la CTA Nacional intervinimos ante el Ministerio de Trabajo nacional y provincial para que endurezca su posición con el empleador, que decidió declararse en rebeldía por estar en desacuerdo con la elección de delegados y cerrar el frigorífico en medio de la pandemia. Así no solo corta una cadena de producción de alimento, sino que también deja 140 trabajadores en la calle. Por eso exigimos al gobierno que obligue al empresario a abrir el frigorífico o bien que respalde la posición de los propios trabajadores para que funcione bajo su propia gestión. Hoy mismo habrá una reunión de los tres niveles del estado con la presencia de nuestra Secretario General Provincial para avanzar en un acuerdo por alguna de las dos alternativas.

La crisis actual permite volver a plantear públicamente la cuestión de la ruptura con el capitalismo; ¿desde qué perspectiva cree usted? ¿Con qué fuerzas populares?

Como algunos teóricos han arriesgado ya, parece más difícil ver el fin del capitalismo que el fin del mundo. Creemos que con la pandemia del coronavirus actuará más bien como catalizador de las tendencias ya presentes en el mundo que como un nuevo factor de irrupción diferente. Es decir, el COVID-19 ha profundizado el debilitamiento de la cooperación internacional y del multilateralismo que se observa hace ya algunos años. Las pujas internas entre los países más ricos y pobres de la Unión Europea se ponen de relieve en la discusión de las ayudas mutuas dentro de ese bloque ante la pandemia y planes de reactivación, esto es lo que sucede con el pedido desde el Sur, cuando España, Grecia y Portugal exigen la emisión de bonos europeos para combatir la pandemia y los miembros del norte se oponen. Así Holanda, los países nórdicos y especialmente Alemania recomiendan mayor disciplina y austeridad fiscal al Sur para acceder a financiamiento barato. La guerra comercial entre EEUU y China suma un nuevo capítulo en una especie de guerra fría para ver quién puede reactivar su economía más rápidamente y no ceder lugar en este mundo multipolar. Las estructuras multilaterales que desde la crisis de 2008 no han logrado alterar un sistema económico mundial inequitativo, como el G20, no ofrecen soluciones a la medida de las necesidades de los pueblos.

En este contexto, y consistente con un escenario de acortamiento de las redes internacionales de suministro, resulta probable que los esfuerzos de los principales actores del comercio mundial se vuelquen hacia los acuerdos regionales en detrimento de los multilaterales. Las tendencias de algunos grandes jugadores de la economía mundial hacia el proteccionismo no harán sino exacerbarse. ¿Quién querría apostar ahora a una mayor interdependencia productiva y comercial a nivel global, que ya se venía desacelerando? Quizás la regionalización pueda ser la nueva regla. Y esto podría ser particularmente importante para América Latina, pero no va a suceder sin nuestra acción protagónica para el desarrollo.

Lo que se ve es la pobreza y déficits de formalidad previos y que la pandemia solo pone de relieve. Y una paradoja: tuvo que llegar una pandemia para que se reconozca a las tareas domésticas como empleo remunerado. No podemos permitir que ocurra lo mismo que en el 2008 donde el rescate fue a los bancos. Lo que debe quedar claro es que no se trata de “volver a la normalidad”, sino de evidenciar la necesidad de transformaciones profundas al sistema de producción, consumo y la distribución de riqueza que tenemos, y que la pandemia no ha hecho más que evidenciar. Esto es particularmente claro cuando miramos los sistemas de salud en el mundo y la región. Quienes no ofrecen salud pública gratuita y de calidad han dejado a su propia merced a sus pueblos. Y quienes la ofrecen se ven acuciados por la falta de insumos y protección del personal de salud. También queda clara la importancia de Estados fuertes, presentes y reguladores de la codicia corporativa.

La salida de esta crisis tendrá lugar mirando más allá de la pandemia, con medidas de mediano y largo plazo para resolver las inequidades del capitalismo actual, con un rol que debe ser protagónico y no meramente defensivo desde las organizaciones de trabajadores para delinear un modelo más justo.

Ver dossier completo en francés aquí:
https://www.syllepse.net/syllepse_images/articles/un-virus-tre–s-politique–n-deg-6.pdf

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