La crisis internacional golpeará y lo hará duramente. América Latina sufrirá las oleadas que las sociedades europeas están sufriendo hoy. En este contexto, Brasil y la Argentina deben ser más socios y estar más integrados que nunca.
La crisis internacional golpeará y lo hará duramente. América Latina sufrirá las oleadas que las sociedades europeas están sufriendo hoy. Las nuevas generaciones han descubierto que por primera vez tendrán menos derechos y más incertidumbres que sus padres.
En este contexto, Brasil y la Argentina deben ser más socios y estar más integrados que nunca. Brasil y la Argentina han sido competidores naturales en la escena regional desde que las burguesías de ambos países diagramaron sendos proyectos nacionales. Esta relación fue teniendo sus altibajos, pero puede decirse que desde la firma del Tratado de Asunción (26 de marzo de 1991) y la aceptación por parte de la política exterior argentina de un proyecto con clara impronta “carioca”, se asumió que la política exterior regional e internacional, desde la óptica comercial de Ouro Preto o de cooperación política que se incorporó en la etapa posneoliberal, debe estar ligada a la visión de alianza estratégica argentino-brasileña.
El nuevo desafío es trasladar a esta asociación potente en el plano global. La nueva retórica regional, que tomó fuerza después del “No al Alca” de 2006, basada en una concepción de integración de los pueblos y de priorizar las necesidades sociales de la región por encima de la lógica meramente comercial. Una visión que está en desarrollo en espacios políticos como la Unasur y en la flamante CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Es decir que Brasil, como nuevo actor global, y la Argentina, como aliado estratégico fundamental de este actor, pueden asumir la responsabilidad de llevar la voz regional a ese plano y, a su vez, no funcionar como correa de transmisión entre las “tendencias” de los grandes jugadores de la escena internacional. Si en el plano regional Brasil utiliza su desarrollo para mejorar las herramientas de extracción primaria, mediante el Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) para mejorar la competitividad de sus empresas, y no para potenciar el desarrollo sustentable, se estaría perdiendo la oportunidad histórica que brinda el contexto político actual.
En este sentido, en 2012 habrá dos acontecimientos globales de gran dimensión política y tendrán lugar en este continente y en dos de los países miembro del G-20. El primero de ellos el “Río+20” (Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable que se celebrará del 4 al 6 de junio en Río de Janeiro) y la Cumbre de jefes/as de Estado del G-20 que se desarrollará a mediados de año en México, que además detentará la presidencia del organismo que reúne a las 20 economías más desarrolladas y emergentes del planeta.
En este rumbo, se vuelve central la cuestión de la soberanía material, ambiental y alimentaria. Material: disponer de los recursos disponibles en los territorios y convertirlos en desarrollo real de los pueblos, pero también como freno a la presión especulativa en el plano de la economía financiera y de empresas multinacionales, cuya jurisdicción es muchas veces más potente que la estatal. Ninguno de estos planos puede concretarse, en el marco de un discurso y una acción progresista, por fuera del principio que la legitimidad soberana está en el pueblo y se mantiene y renueva en espacios de interlocución y discusión con sus organizaciones sociales y populares. Ambiental: la región necesita instalar la idea de una transición justa en materia del derecho al desarrollo industrial y tecnológico con cuidado del impacto ambiental, en tanto los países centrales deben ser quienes asuman los costos del deterioro producido por la voracidad de su expansión. Alimentaria: la región puede producir y agregar valor a lo que emana de su propia tierra, y tiene los elementos para frenar la especulación financiera en el sector de los commodities y asegurar la buena alimentación de sus pueblos.
(Adolfo Aguirre: 30.11.2011. Tiempo Argentino: http://tiempo.infonews.com/notas/miradas-sobre-relacion-con-brasil)