En la fecha histórica para la reivindicación de derechos del movimiento sindical internacional, queremos compartir las siguientes reflexiones y formulaciones.
En el último año y después de más de una década de avances sociales en diversos países de América Latina y el Caribe, comienzan a hacerse evidentes los efectos de la recesión económica mundial, la pérdida de empuje en el crecimiento de las economías, lo que se refleja en el descenso en la reducción de los niveles de pobreza, y las frágiles conquistas socio-laborales del período están bajo ataque del capital internacional para hacer retroceder lo que apuntaba a un nuevo paradigma de democracias sociales.
El movimiento sindical se mantiene alerta y movilizado en todos los países ante las respuestas que los gobiernos de la región están dando para enfrentar este momento de inestabilidad económica. Advertimos que las respuestas fáciles, basadas en el recetario neoliberal serán un retorno a las situaciones de desempleo, exclusión, pobreza y deterioro social que son un lastre para el desarrollo de nuestros países. Los gobiernos no pueden ceder a la presión y al chantaje de los mercados internacionales y sus aliados locales que aspiran a retornar a políticas que den mayores beneficios las empresas y se favorezca la concentración de la riqueza.
Hay que presionar por mantener una política que enfrente esta coyuntura con garantía de los empleos, la protección de los salarios y los derechos laborales. Más estructuralmente, y tal como fuera expresado en la Declaración del Foro Sindical de las Américas, en Panamá el pasado 9 de abril, la crisis irresoluble del capitalismo coloca una enorme presión de los mercados y finanzas internacionales contra los pueblos. Debemos continuar avanzando sin permitir que las conquistas sociales retrocedan. Nuestros países precisan superar las deficiencias estructurales de economías dependientes de la extracción y comercialización de materias primas y promover modelos económicos diversificados y sustentables, desde una perspectiva de integración y cooperación regional solidaria que mire siempre atentamente a la dimensión social del desarrollo sustentable. De igual manera es imprescindible estructurar una política fiscal progresiva que grave las riquezas, las ganancias, la renta, el patrimonio y el consumo de lujo, para que los gobiernos tengan capacidad para mantener los niveles de inversión social adecuados.
Por otro lado asistimos en varios países a una radicalización de la agenda política de la derecha. Su acción se ha concentrado especialmente en los países donde se apoyan procesos de mayor inclusión social, recuperación del papel del Estado y mayor independencia de los tradicionales centros de poder. Utilizando su control hegemónico de los medios de comunicación, explotando de manera interesada la situación de dificultad económica y exacerbando agendas reaccionarias, presionan con salidas antidemocráticas y golpistas, dándole maquillaje legislativo y judicial, cuando no abiertamente violento a estas acciones.
Con relación a la OIT, asistimos a una disputa contra quienes pretenden debilitar y neutralizar el papel de éste órgano internacional en su función normativa y de control sobre la vigencia de las normas fundamentales del trabajo. El Grupo de Empleadores y varios gobiernos conservadores se han concentrado en desconocer la condición del Derecho de Huelga como garantía reconocida en la normativa internacional y amparada por los convenios fundamentales. Detrás de argumentaciones jurídicas, se esconde la intencionalidad de debilitar uno de los instrumentos de lucha esenciales a la acción de los/as trabajadores/as. Lo que se busca es desarmar a los sindicatos, eliminando la fuerza movilizadora del derecho de huelga para lograr las conquistas de la clase trabajadora.
Mientras los empleadores se declaran abiertamente contra los derechos fundamentales del trabajo, avanzan en su ofensiva para imponer su modelo empresarial y de negocios como la panacea para superar la crisis económica mundial, siendo que ha sido precisamente esa lógica de la máxima ganancia, concentración de lucros, disminución de las garantías sociales y expoliación de la naturaleza, la que nos ha conducido a éste estado de cosas. Ha sido el capitalismo neoliberal el que ha profundizado la insustentabilidad de la economía, la sociedad y el planeta. No es ahí donde están las salidas y los pueblos y los gobiernos de la región no pueden ceder a la estratagema de las “Empresas Sostenibles” en un mundo que se ha hecho insostenible por el abuso de las grandes empresas multinacionales, especialmente del gran capital financiero.
Frente a la agenda de reducción de derechos, recortes de gastos sociales y disminución del Estado, el movimiento sindical de las Américas deberá estar en las calles para defender los legítimos intereses de la clase trabajadora y de los pueblos. Igualmente deberá hacerse presente en los escenarios donde se deben debatir y decidir las políticas que permitan superar esta coyuntura de crisis y desaceleración económica. El movimiento sindical tiene en la Plataforma de Desarrollo de las Américas (PLADA) el instrumental de propuestas en los diferentes ámbitos del desarrollo sustentable, que permita no sólo dar respuesta al momento que vive la región, sino, en un horizonte estratégico, avanzar en un modelo apoyado en las cuatro dimensiones del desarrollo sustentable (política, económica, social y ambiental) y su necesaria articulación, para responder de manera equilibrada a los desafíos de economías al servicio de nuestras sociedades, con garantía de plenos derechos sociales, con participación democrática y protagónica, igualdad y preservación del planeta para las generaciones presentes y futuras.
Frente a la crisis, movilización y lucha por la defensa y ampliación nuestros derechos!!!
No al chantaje y la presión de los mercados y el capital transnacional!!!
Por la profundización de la Democracia política y social!!
Viva el 1ero. De mayo!!!