Hoy se cumplen cuatro meses de la desaparición de los estudiantes mexicanos del Normal de Ayotzinapa y una nueva jornada mundial de protesta exige justicia. Los padres y familiares rechazan la versión oficial y demandan la aparición con vida de los normalistas. Además, forenses argentinos niegan que restos encontrados pertenezcan a los jóvenes desaparecidos
Quien gobierna en México -Miguel Aguirre-
Los crímenes de Ayotzinapa destaparon la cloaca mexicana. Nunca más el gobierno podrá ocultar tras el título de “Guerra contra el Narco” su política de Terror de Estado contra la su pueblo.
El viernes 5 de noviembre, Ezequiel Mora padre de Alexander Mora recibió la noticia de que esos restos calcinados recuperados de un basurero correspondían a su Hijo Alexander. “Tenía 19 años y su sueño era ser maestro rural”, dice su en su casita de adobe. “El presidente Peña Nieto, los gobernadores y alcaldes son unos corruptos y están coludidos con el crimen organizado”.
La búsqueda de los normalistas secuestrados por policías municipales y elementos del cartel “Guerreros Unidos”, por parte de sus familias, de las organizaciones campesinas y de la policía comunitaria de la provincia de Guerrero, dio como resultado el hallazgo de más de 20 fosas clandestinas donde se encontraron restos humanos. Los primeros restos dieron negativo en la identificación de los normalistas, pero entonces, ¿de quiénes eran esos restos? Es que Ayotzinapa destapó la cloaca mexicana y ha permitido comenzar a correr el velo que oculta los cientos de crímenes y violaciones a los DDHH que el Estado Mexicano ha ejecutado, tolerado y ha pretendido encubrir hasta hoy.
El Narco Estado
Cuando en el 2006 el presidente fraudulento Felipe Calderón declara la “Guerra contra el Narco” eran impensables las consecuencias. Hoy, organizaciones de DDHH, de familiares de desaparecidos y de periodistas han documentado y puesto cifras a la tragedia mexicana: Más de 120 mil personas asesinadas, 40 mil desaparecidos, 300 mil
Los crímenes de Ayotzinapa destaparon la cloaca mexicana. Nunca más el gobierno podrá ocultar tras el título de “Guerra contra el Narco” su política de Terror de Estado contra la su pueblo.
El viernes 5 de noviembre, Ezequiel Mora padre de Alexander Mora recibió la noticia de que esos restos calcinados recuperados de un basurero correspondían a su Hijo Alexander. “Tenía 19 años y su sueño era ser maestro rural”, dice su en su casita de adobe. “El presidente Peña Nieto, los gobernadores y alcaldes son unos corruptos y están coludidos con el crimen organizado”.
La búsqueda de los normalistas secuestrados por policías municipales y elementos del cartel “Guerreros Unidos”, por parte de sus familias, de las organizaciones campesinas y de la policía comunitaria de la provincia de Guerrero, dio como resultado el hallazgo de más de 20 fosas clandestinas donde se encontraron restos humanos. Los primeros restos dieron negativo en la identificación de los normalistas, pero entonces, ¿de quiénes eran esos restos? Es que Ayotzinapa destapó la cloaca mexicana y ha permitido comenzar a correr el velo que oculta los cientos de crímenes y violaciones a los DDHH que el Estado Mexicano ha ejecutado, tolerado y ha pretendido encubrir hasta hoy.
El Narco Estado
Cuando en el 2006 el presidente fraudulento Felipe Calderón declara la “Guerra contra el Narco” eran impensables las consecuencias. Hoy, organizaciones de DDHH, de familiares de desaparecidos y de periodistas han documentado y puesto cifras a la tragedia mexicana: Más de 120 mil personas asesinadas, 40 mil desaparecidos, 300 mil desplazados -cientos de pueblos fantasmas- y un número indeterminado, que ronda los 100 mil migrantes que intentaban llegar a EEUU y que “desaparecieron” en territorio mexicano.
desplazados -cientos de pueblos fantasmas- y un número indeterminado, que ronda los 100 mil migrantes que intentaban llegar a EEUU y que “desaparecieron” en territorio mexicano.
Sólo en lo que va del mandato de Peña Nieto se ha contabilizado más de 5 mil desaparecidos. Su modelo de “gestión” del conflicto que genera un país con desigualdades brutales ha sido definido por algunos como un Narco Estado, es decir que estamos ante un modelo de control y de gestión de territorios, que con el pretexto del narcotráfico y del crimen organizado se ejecuta una estrategia de guerra y exterminio contra las poblaciones.
Estamos entonces ante la configuración de un Estado que no solo aplica las recetas neoliberales privatizadoras (Petroleo, energía, telecomunicaciones), que reprecariza el trabajo (“Reforma laboral”, “Reforma educativa”) sino que ahora también tiene bajo su protección y utiliza grupos criminales , al viejo estilo del paramilitarismo, para la tarea sucia. La política de represión feroz que desde la década del ‘60 ha implementado el Estado contra los movimientos sociales y la insurgencia, devino entonces en Terror de Estado que intenta controlar y aniquilar toda forma de organización y resistencia
La Bancarrota del sistema político
Los crímenes de Ayotzinapa también evidencia la banca rota del sistema político mexicano. Con dos presidentes fraudulentos, en México desde el Ejecutivo nacional al último de los funcionarios electos están por lo menos sospechados de ilegitimidad. Primero fue el fraude contra el ex líder del PRD Andrés Manuel López Obrador en el 2006, y luego en 2012 cuando el viejo PRI comprando literalmente gran parte de los votos que necesitaba para llevar a Enrique Peña Nieto a la presidencia. Sumado a esto, los niveles de corrupción e impunidad que institucionalizó el PRI han dejado en una crisis terminal a todas las instituciones liberales.
La situación que vemos en México tiene muchas similitudes con lo acontecido en Colombia, donde no sólo hay pactos y negocios económicos entre el Estado y el crimen organizado, sino que cada vez se desdibujan más las diferencias entre ellos. Hoy en México, como en Colombia, son los cárteles del crimen quienes eligen a los candidatos para gobernantes, patrocinan las campañas electorales y manejan las agendas.
En este sentido, tampoco es casual que Oscar Naranjo, el general colombiano ex Jefe de la Policía Nacional de Colombia, que instrumentó acciones que derivaron en graves violaciones a los derechos humanos, fue asignado en 2012 como asesor en seguridad del presidente Peña Nieto.
La Rabia