el 11 de diciembre de 2014 se cumplieron 50 años del discurso del Che Guevara en la ONU, Sin caer en romatisismos es unos de los discursos mas importantes y significativos del siglo XX y seguramente lo será por muchos tiempo. El che representa con la solo presencia de su silueta la representación de la rebelión, la resistencia la vanguardia la revolución y hoy donde exista una lucha por una injusticia su silueta es la imagen de la esperanza y de una rebelión gestada. Su gesta por la lucha frente a desigualdad y por sobre todo su coherencia lo convierten en uno de los emblemas mas importantes de nuestra historia cuando se habla de Revolución.
Existe en el pensamiento político del Che la clara convicción en la capacidad de los hombres de realizar sus obras con plena conciencia de la finalidad; esta concepción humanista revolucionaria lo lleva a comprender que la tarea suprema de la revolución socialista es la creación de un “hombre nuevo”, como negación dialéctica del individuo-mercancía de la sociedad capitalista. el che afirma que «La revolución no es, como pretenden algunos, estandarizadora de la voluntad colectiva, de la iniciativa colectiva, sino todo lo contrario es una liberadora de la capacidad individual del hombre».
En su pensamiento y en su interpretación de Marx y del capital el Che muy lejos de caer en lo dogmático interpreta interpelando a los autores en la búsqueda del conocimiento en una búsqueda dialéctica entre el pensamiento y la acción. e insistirá en el vinculo orgánico existente entre el análisis económico de la realidad y las formas sociales históricas que allí asume la lucha de clases y su expresión viviente: la humanidad.
El che ponía en debate el proceso de la revolución , como elemento de educación y de formación, no de un grupo sino de todos los que estaban siendo parte de ese proceso, porque creía –precisamente- en el rol de esos hombres y esas mujeres en la construcción de esa sociedad. La discusión tan descarnada de los errores tiene que ver con la idea de ir aprendiendo a cada paso y la apropiación de un nuevo sujeto y actor social en comunidad y en común. Para el che la construcción del comunismo implica un proceso mucho más complejo que una distribución material de bienes menos desigual; implica la construcción de un hombre nuevo, radicalmente distinto de los hombres y mujeres formados en los marcos morales e ideológicos propios de la sociedad burguesa.
El Che nos dejó una concepción de la Revolución socialista y de liberación, y de la transición del capitalismo al comunismo en las condiciones de la segunda mitad del siglo XX; pero con una visión futurista orientada a dar paso a la vida de un hombre que sería el resultado de todos los cambios que en el seno de los procesos anteriormente señalados se gestaran.
Guevara se abre ante el devenir de la realidad y da paso a una nueva visión para la concepción del mundo. que hoy sigue tan vigente como hace 50 años lo expresaba en su discurso ante con los ojos atónitos de los representantes del orden social establecido por el capital.
Extracto del discurso:
Los imperialistas se preparan a reprimir a los pueblos americanos y están formando la internacional del crimen. Los Estados Unidos intervienen en América invocando la defensa de las instituciones libres. Llegará el día en que esta Asamblea adquiera aún más madurez y le demande al gobierno norteamericano garantías para la vida de la población negra y latinoamericana que vive en este país, norteamericanos de origen o adopción, la mayoría de ellos. ¿Cómo puede constituirse en gendarme de la libertad quien asesina a sus propios hijos y los discrimina diariamente por el color de la piel, quien deja en libertad a los asesinos de los negros, los protege además, y castiga a la población negra por exigir el respeto a sus legítimos derechos de hombres libres?
Comprendemos que hoy la Asamblea no está en condiciones de demandar explicaciones sobre hechos, pero debe quedar claramente sentado que el gobierno de los Estados Unidos no es gendarme de la libertad, sino perpetuador de la explotación y la opresión contra los pueblos del mundo y contra buena parte de su propio pueblo.
Al lenguaje anfibológico con que algunos delegados han dibujado el caso de Cuba y la OEA nosotros contestamos con palabras contundentes y proclamamos que los pueblos de América cobrarán a los gobiernos entreguistas su traición.
Cuba, señores delegados, libre y soberana, sin cadenas que la aten a nadie, sin inversiones extranjeras en su territorio, sin procónsules que orienten su política, puede hablar con la frente alta en esta Asamblea y demostrar la justeza de la frase con que la bautizaran: «Territorio Libre de América.»
Nuestro ejemplo fructificará en el Continente como lo hace ya, en cierta medida en Guatemala, Colombia y Venezuela.
No hay enemigo pequeño ni fuerza desdeñable, porque ya no hay pueblos aislados. Como establece la Segunda Declaración de La Habana: «Ningún pueblo de América Latina es débil, porque forma parte de una familia de doscientos millones de hermanos que padecen las mismas miserias, albergan los mismos sentimientos, tienen el mismo enemigo, sueñan todos un mismo mejor destino y cuentan con la solidaridad de todos los hombres y mujeres honrados del mundo.
Esta epopeya que tenemos delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados; la van a escribir las masas progresistas, los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina. Lucha en masas y de ideas, epopeya que llevarán adelante nuestros pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy, que ya empiezan a quitarle el sueño. Nos consideraban rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar de ese rebaño, rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los que advierte ya sus sepultureros el capital monopolista yanqui.
La hora de su reivindicación, la hora que ella misma se ha elegido, la vienen señalando con precisión también de un extremo a otro del Continente. Ahora esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia, la empieza a escribir con su sangre, la empieza a sufrir y a morir, porque ahora los campos y las montañas de América, por las faldas de sus sierras, por sus llanuras y sus selvas, entre la soledad o el tráfico de las ciudades, en las costas de los grandes océanos y ríos, se empieza a estremecer este mundo lleno de corazones con los puños calientes de deseos de morir por lo suyo, de conquistar sus derechos casi quinientos años burlados por unos y por otros. Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se los ve por los caminos un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros, para llegar hasta los «olimpos» gobernantes a recabar sus derechos. Ya se les ve, armados de piedras, de palos, de machetes, en un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, afincando sus garfios en las tierras que les pertenecen y defendiéndolas con sus vidas; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas, sus consignas; haciéndolas correr en el viento, por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado, que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más. Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más, los mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron.
Porque esta gran humanidad ha dicho «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera e irrenunciable independencia.»
Todo eso, Señores Delegados, esta disposición nueva de un continente, de América, está plasmada y resumida en el grito que, día a día, nuestras masas proclaman como expresión irrefutable de su decisión de lucha, paralizando la mano armada del invasor. Proclama que cuenta con la comprensión y el apoyo de todos los pueblos del mundo y especialmente, del campo socialista, encabezado por la Unión Soviética.
Esa proclama es: Patria o muerte.