Pobreza

Documento de Naciones Unidas expone por qué, a pesar del crecimiento económico de la región en los últimos años, la pobreza rural persiste en el continente.

Documento de Naciones Unidas expone por qué, a pesar del crecimiento económico de la región en los últimos años, la pobreza rural persiste en el continente.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) lanzaron la segunda parte del informe «Políticas de mercado de trabajo y pobreza rural en América Latina: un análisis comparado”, iniciado en 2010. El documento

El estudio abarca, en total, 12 países. En la primera parte fueron estudiados Brasil, Costa Rica, Chile, El Salvador y Perú y en la segunda, Argentina, Bolivia, Guatemala, Honduras, México, Paraguay y Uruguay. El análisis de los países generó estudios de caso.

El informe recuerda que en la última mitad de esta década América Latina conoció un importante crecimiento económico. Sin embargo, los cambios esperados no se produjeron. De 1980 a 2010 la pobreza entre la población rural disminuyó sólo del 60% al 53%, a pesar del crecimiento de las agroexportaciones y del auge agrícola.

A pesar de esta caída de siete puntos porcentuales en los índices de pobreza rural hasta 2008, el motivo no fue el auge agrícola, sino un aumento en el número de ocupados por hogar y de los subsidios distribuidos por políticas sociales de varios países. Los rendimientos fruto del trabajo, salvo algunas excepciones, en realidad disminuyeron.

El hecho fue que el crecimiento de la agricultura se concentró en pocos productos, quedó restringido a algunas regiones y se concentró en un pequeño número de empresas. En otras palabras, el agronegocio podría ser responsable de esto.

Entre otros factores que explican esta situación se señalan la informalidad en el mercado y la precariedad en los empleos, en la cual se incluyen problemas como ausencia o incumplimiento del salario mínimo, de la protección social, sindicalización y de las formas correctas de contratación de mano de obra. Además, evalúan que el funcionamiento actual del mercado de trabajo no está distribuyendo los beneficios del crecimiento, sobre todo entre las personas que viven y trabajan en áreas rurales.

Problemas estructurales como trabajo infantil y discriminación contra las mujeres también contribuyen a la multiplicación de la pobreza de los trabajadores rurales. En el caso de las mujeres, ellas representan el 20% de la fuerza laboral agrícola en América Latina y el Caribe y desempeñan una función importante en la seguridad alimentaria, pero aún así sufren discriminación en el mercado de trabajo, con bajos salarios y malas condiciones de trabajo, y no tienen acceso igualitario a recursos.

Menos de la mitad de los pobres de las áreas rurales llega a tener acceso a mercados formales de trabajo. Dependiendo del país, la cifra puede ser todavía más baja (2%).

Para combatir este problema y, consecuentemente, reducir la pobreza, el informe conjunto recomienda que los países refuercen la institucionalidad y las políticas públicas de manera de contribuir con el mejor funcionamiento del mercado de trabajo rural y que el empleo sea un camino efectivo para la reducción de la pobreza.

En relación con las políticas, sugieren que uno de los caminos sea el cumplimiento de los salarios mínimos, la formalización del empleo, la aplicación de capacitaciones para los y las trabajadoras rurales, el incentivo a las instancias de diálogo, formación sobre los derechos de los trabajadores, erradicación del trabajo infantil, promoción del empleo femenino, certificación de trabajo, entre otras.

 

(Natasha Pitts, Adital: 26.08.2012)

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