Francois Houtart

“La utopía es más necesaria que nunca”, aseveró el sociólogo belga ligado al movimiento de la Teología de la Liberación y activista altermundista (Movimiento Otro Mundo es Posible) reconocido a nivel internacional.

“La utopía es más necesaria que nunca”, aseveró el sociólogo belga ligado al movimiento de la Teología de la Liberación y activista altermundista (Movimiento Otro Mundo es Posible) reconocido a nivel internacional, visitó la Argentina y entre otras actividades brindó una conferencia en el marco del programa destinado a la formación de cuadros de la Central de Trabajadores de la Argentina en el Hotel de la Asociación de Trabajadores del Estado, ubicado en Defensa al 1.400.

El ex sacerdote católico y sociólogo marxista belga, fundador del Centro Tricontinental de la Universidad de Lovaina reflexionó sobre los alcances de la crisis capitalista, y expuso propuestas de alternativas y soluciones, dejando en claro que no se trata de rehabilitar al sistema sino de transformarlo radicalmente. “La utopía es más necesaria que nunca”, añadió. Su eje debe ser la defensa de la vida, hoy amenazada por la ideología de la maximización de la ganancia aún en tiempos de la crisis terminal del sistema capitalista.

Estaban presentes en la conferencia, entre otros, el titular de la Central de Trabajadores de la Argentina, Pablo Micheli, los integrantes de la Mesa Nacional, Daniel Jorajuría (Gremial) Juan Carlos Giuliani (Relaciones Institucionales), Fernando Acosta (Interior), Horacio Fernández (Contabilidad y Finanzas), Jorge Cardelli (Formación y Capacitación), Carlos Ferreres (Discapacidad) junto a numerosos dirigentes de sindicatos nacionales y provinciales y secretarios generales de las provincias.

Para Houtart vivimos en una profunda crisis de la civilización occidental moderna, nacida de la expoliación del denominado “nuevo mundo” al amparo del genocidio y del pensamiento eurocéntrico que posibilitó el desarrollo del capitalismo mercantilista en un primer momento e industrial-extractivista y financiero-informacional, más tarde.

El pensador divide la crisis actual en varias dimensiones. La alimentaria, signada por el aumento en los precios de los productos agrícolas en los últimos años, y los movimientos de capitales especulativos hacia este sector de la economía mundial.

Houtart señaló además que la crisis energética, al ritmo de crecimiento de los niveles de consumo actuales, provocará el agotamiento de fuentes energéticas fósiles y minerales en un período de 50 años. Esto incrementa los proyectos de explotación de la agro-energía y la crisis del cambio climático, uno de cuyos efectos es la migración de grandes sectores de población hacia las zonas centrales, multiplicando la pobreza. “Sólo en los próximos cincuenta años 60 millones de campesinos dejarán sus tierras y migrarán a las ciudades”, ejemplificó.

Puso enfásis en la crisis de hegemonía –política y económica- de los Estados Unidos, la potencia otrora dominante, que ahora afirma sus espacios de dominación a partir del despliegue de su fuerza militar: las invasiones y golpes de Estado en Medio Oriente o la instalación de bases militares en zonas geopolíticas y geoeconómicas estratégicas en América Latina, una de las principales “reservas” de recursos naturales del planeta. En este sentido recordó que ya son 700 las bases estadounidenses instaladas en todo el mundo y que desde el fin de la Guerra Fría, lejos de reducir sus gastos en armas, la potencia del Norte ha ido aumentándolas en su rol de policía del planeta.

«En el origen de esta crisis -reflexionó- subyace la lógica de acumulación del capitalismo, que ignora deliberadamente las consecuencias de sus actos y nos pone frente a la ’crisis civilizacional actual’. Toda lectura de esta etapa del desarrollo capitalista no puede quedarse en la estrecha interpretación que intenta caracterizarla solamente en su perspectiva financiera», subrayó.

Houtart propone como urgente el replanteo profundo de los paradigmas dominantes de la civilización moderna, en particular, del modelo de desarrollo neoliberal, que hoy amenaza la supervivencia de la Humanidad. El “otro mundo posible” que plantea requiere revertir la ideología de dominación de la naturaleza, inseparable de la historia del colonialismo y el capitalismo, para forjar, en su lugar, una relación basada en el respeto y la conciencia de los vínculos profundos que existen entre el medio ambiente y el ser humano.

«La economía debe ser redefinida como una actividad necesaria para reproducir la vida cultural y espiritual y al tiempo, terminar con el dogma capitalista que coloca el valor de cambio por encima del uso de las cosas», dice. El intelectual cree que nada de esto es posible sin la democratización social y política, a todo nivel: desde las relaciones humanas más básicas, hasta las instituciones políticas estatales y los organismos internacionales. Subrayó la necesidad de «una sociedad con oportunidades para todas las culturas, todas las religiones, todas las filosofías y los saberes”.

Para llevar a buen puerto esta propuesta necesita de un análisis y una acción común de las fuerzas sociales empeñadas en el cambio y el bien común. Houtart cree que más que nunca la utopía es necesaria, que el mundo nuevo está al final de un largo camino que puede ser doloroso, difícil, pero que es necesario enfrentarlo sin refugiarse en el olvido y la desmemoria.

Insistió en el poderío militar de los Estados Unidos y resaltó que la relación de fuerzas no está a favor de quienes luchan por alternativas a la hecatombe final que plantea la agonía capitalista. Para el intelectual marxista el corazón de esa utopía necesaria no es sino una nueva ética basada en el respeto por la vida, en lugar de la voracidad de lucro que caracteriza al “reino del libre Mercado”.

Al cerrar la jornada de formación, el secretario general de la CTA, Pablo Micheli, agradeció la presencia y las enseñanzas de François y resaltó no sólo su compromiso con el conocimiento sino también con la práctica: «François ha sido invitado por Frai Betto a la Cumbre de los Pueblos y también a Corea por su Central de Trabajadores. Nosotros tenemos un papel muy importante porque hemos decidido asumir la conducción de una Central de masas por eso las jornadas de formación son fundamentales y ésta ha sido un lujo». Micheli finalizó retomando palabras de Rosa Luxemburgo: «No hay revolución sin teoría».

 

(Carlos Saglul, ACTA: 13.06.2012)

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