Las elecciones legislativas del 6 de mayo han producido un resultado sensacional, abriendo un nuevo capítulo en la historia política de Grecia. Asimismo, repercutirán significativamente en la situación política europea.
El resultado muestra una clara polarización entre derecha e izquierda y una ruptura de las fuerzas políticas dominantes hasta el momento, el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) y Nueva Democracia, el llamado «sistema bipartidista», que ha dominado la vida política griega desde 1974.
Los dos partidos tradicionales, los pilares de las políticas neoliberales, han perdido más de la mitad de sus votos. Juntos, solo han logrado el apoyo del 32% del electorado, frente al 77% en las elecciones de 2009. Nueva Democracia cayó del 33% en 2009 al 19%, mientras que el PASOK se ha hundido aún más espectacularmente, del 44% al 13%, perdiendo más de 2 millones de votos.
Fue el castigo por sus reaccionarias políticas de austeridad, el «Memorándum», que han aplicado en cooperación con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. El resultado de estas políticas han sido el empobrecimiento de la inmensa mayoría de la población y el desempleo masivo, oficialmente ya en el 23%, provocando una gran cantidad de suicidios de hombres y mujeres desesperados.
El voto para la izquierda en su conjunto subió de un modesto 12% en 2009 a un impresionante 35,5% – 17% para SYRIZA (Coalición de la Izquierda Radical), 8,5% para el Partido Comunista (KKE), 1,2% para la izquierda anti-capitalista Antarsya, un 6,1% para la moderada Izquierda Democrática y un 2,9% para los Verdes. Sin embargo, la perspectiva de un gobierno de izquierda es dudosa ya que el KKE, un partido ultra-estalinista, descartó de antemano cualquier cooperación con los «oportunistas», calificativo que aplica a todos los partidos de izquierda, excepto a sí mismos. Por otra parte, la Izquierda Democrática y los Verdes son partidos moderados de centro izquierda que no se diferencian sustancialmente del PASOK. Aun así, el resultado colectivo de los tres partidos radicales de izquierda, SYRIZA, el KKE y Antarsya, fue un impresionante 26,5%.
La extrema derecha
La otra característica importante de las elecciones del 6 de mayo es el aumento brusco de la extrema derecha, saltando a un sorprendente 20,5% de los votos. Anteriormente representada por un solo partido, Laos, que obtuvo un modesto 6% hace tres años, la extrema derecha esta representada esencialmente por tres partidos – los Griegos Independientes, Laos y la neo-nazi Aurora Dorada – que han ganado, respectivamente, 10,6%, 2,9% y 7% de los votos. LAOS pagó su apoyo al gobierno, situándose por debajo del 3% requerido para entrar en el parlamento.
Sin embargo, el 7% conseguido por Aurora Dorada, un partido abiertamente neo-nazi y racista anti-inmigrante, es impactante. Es la primera vez que un partido así ha entrado en el parlamento en Gracia con el apoyo popular, que fue famosa por su movimiento de resistencia contra los nazis en 1941-45.
Este resultado había sido anticipado por militantes y publicaciones de izquierda, incluyendo Pensamiento Marxista, que dedicó su último número monográficamente al problema del fascismo, el neofascismo y la nueva extrema derecha. Hubo una movilización masiva de las organizaciones de izquierda durante las últimas tres semanas de las elecciones para llamar la atención sobre el peligro de las bandas neo-nazis. Sin embargo, fue en gran medida ineficaz, ya que la extrema derecha ha ganado terreno durante los últimos años en los barrios degradados y entre los jóvenes desempleados. El KKE no sólo no está haciendo absolutamente nada para luchar contra la extrema derecha, sino que da refugio a los nacionalistas, como la famosa periodista Liana Kanelli, y ha llegado incluso a dar la bienvenida los representantes de Aurora Dorada en la huelga de Halyvourgiki que controla través de la unión de los trabajadores locales.
Es cierto que la extrema derecha ha obtenido «sólo» un 20,5%, en comparación con el 26,5% de la izquierda radical. Sin embargo, ha más que triplicado sus fuerzas, mientras que la izquierda radical «sólo» los dobla.
Extremistas
La correlación de fuerzas surgida de las elecciones ha sido interpretada por los comentaristas de los medios conservadores como una expresión ilógica de la ira, que empuja la gente a los «extremos». De acuerdo con esta lectura, la gente se ha dejado llevar por las falsas promesas de los demagogos, que son imposibles de cumplir. La vía correcta, según ellos, habría sido continuar aplicando las «reformas» reaccionarias que con el tiempo superarían la crisis relanzando el crecimiento, alentando una mayor productividad y una mejora de la democracia. Dora Bakogianni, líder de la ultra-neoliberal (y mal llamada) Alianza Democrática, que no pudo entrar en el Parlamento por un estrecho margen, ha defendido este argumento muchas veces.
Este tipo de razonamiento tiene un doble propósito. Por un lado, se trata de equiparar la amenaza de la extrema derecha y la perspectiva de un cambio de izquierdas como dos aspectos complementarios del problema que enfrenta Grecia, al tiempo que se presenta a la izquierda radical como un peligro, negado de antemano que pueda haber ninguna solución de izquierda radical a la crisis de Grecia. Por otro lado, se trata de embellecer el corrupto sistema parlamentario griego y presentar a los partidos del sistema como garantes de la estabilidad y el bienestar, cuando en realidad son la causa del problema.
En Grecia la corrupción de los dirigentes políticos y funcionarios públicos está muy extendida y es de enormes proporciones, pero prácticamente nunca se castiga. La ira que produce esta decadencia política es una de las principales razones para el auge de la extrema derecha y el neo-nazismo. Sin embargo, se nos insta a creer que las mismas fuerzas que produjeron esta situación pueden sacar por arte de magia al país de la crisis, aplicando las mismas recetas que han profundizado la crisis. De hecho, cuando los políticos reaccionarios como la Bakogianni hablan de «mejorar la productividad» quieren decir más despidos y nuevas rondas de recortes salariales en los sectores público y privado, con lo que la mala situación existente se hace más desesperada para la mayoría de la gente.
SYRIZA
SYRIZA ha tenido éxito al hacer frente a esta situación, al proponer la formación de un gobierno de izquierda, que obtuvo un gran apoyo popular. La carismática personalidad de su presidente, Alexis Tsipras, jugó un papel importante. El KKE y Antarsya no han sido capaces de tener un impacto semejante.
El KKE insistió en una política ultra-sectaria, llamando a la formación de un frente para el derrocamiento directo del sistema a través del «poder popular», estableciendo una conexión entre cada lucha por mejorar la triste suerte de la gente con esta perspectiva de toma del poder y negando con firmeza que pueda lograrse ninguna mejora antes de establecer el «poder popular». En la práctica significa condenarse a la pasividad y a una ruptura burocrática con la realidad bajo la apariencia engañosa de luchar por la revolución.
Antarsya tiene un enfoque mucho mejor y ha jugado un papel vital en la lucha contra los neo-nazis de Aurora Dorada. Sin embargo, pagó por su falta de vínculos populares sólidos y su incapacidad para cooperar con otras fuerzas de izquierda. Le ocurre no sólo con SYRIZA, con la que tiene una serie de diferencias programáticas, sino incluso con el Frente por la Solidaridad y el Derrocamiento, una pequeña formación de izquierda radical liderada por Alekos Alavanos, un importante ex dirigente de SYRIZA que no ha participado en realidad en estas elecciones.
El KKE ha acusado a SYRIZA de oportunista y de crear ilusiones en la gente, proponiendo un gobierno de izquierda, que no podría ser mejor que los existentes. Aleka Papariga, la dogmática secretaria general del KKE, ha llegado incluso a sugerir que la participación en un gobierno de izquierda significaría traicionar al pueblo a cambio de algunas carteras ministeriales y declaró que el KKE le daría un voto de confianza, en caso de que llegase a plantearse en el Parlamento. El análisis político del KKE después de las elecciones ha sido que el aumento del apoyo a SYRIZA no significa más que un intento del sistema para impedir la radicalización popular y canalizar esta de forma aceptable para la clase dominante. Por otra parte, Papariga se ha negado frontalmente a reunirse con Tsipras después de las elecciones para discutir la formación de un gobierno de izquierda.
El dogmatismo del KKE
Todo esto y la convicción de la dirección del KKE de que no se puede lograr cambio alguno por la vía parlamentaria es puro dogmatismo sectario. Cierto que, en última instancia, no es a través del parlamento como se puede establecer el socialismo y hacer la revolución que el pueblo necesita. Sin embargo, la experiencia de Hugo Chávez en Venezuela demuestra que con el apoyo de un movimiento de masas se pueden iniciar grandes cambios radicales utilizando el parlamento a modo de palanca. Y no hay ninguna razón real por la que, en principio, no sería también posible en Grecia.
Los problemas reales, sin embargo, empiezan a partir de ese momento. Para hacer efectivo un cambio tan radical con la ayuda de un gobierno de izquierda sobre la base de una mayoría parlamentaria, se necesita un frente de masas que apoye este proyecto. Esto es aún más importante en Grecia, para ser capaces de soportar la fuerte presión de los prestamistas extranjeros, los gobiernos europeos y las instituciones imperialistas. Sin embargo, ni tal mayoría ni tal frente existen actualmente. Y aunque los números podrían hacer posible un gobierno de izquierda en una etapa posterior, no es en absoluto seguro de que se materialice.
La posición del KKE es el principal motivo para ello. El KKE tiene el apoyo de una parte significativa de la clase obrera industrial, de militantes que serían esenciales para fortalecer y consolidar un frente así.
El KKE, con un breve interregno en 1991, ha seguido durante dos décadas un curso cada vez más estalinista. No sólo ha rehabilitado recientemente a Nikos Zahariadis, el autoritario y cínico secretario general estalinista (1931-1956), sino que considera a Stalin uno de los más grandes marxistas de todos los tiempos, acepta la validez de los juicios de Moscú y sigue acusando a Trotsky, Bujarin y a los otros dirigentes de la vieja guardia bolchevique de ser agentes de la Gestapo. Una serie de pseudo-teóricos estalinistas de la línea dura, como los miembros del Buró Político Mailis Makis y Loukas Stefanos, han formado un círculo en la dirección del partido que controla la vida interna política e ideológica, a expensas del nivel político de sus miembros y haciéndolo vulnerable a todo tipo de arribistas y oportunistas. Alekos Halvatzis, hijo de Spyros Halvatzis, portavoz del KKE en el Parlamento, abandonó el KKE hace un par de años acusando a la dirección de Papariga de haber llenado el partido de «polizones».
El KKE ha repudiado las revoluciones de la primavera árabe y los grandes movimientos de «indignados» en Grecia y en Europa como sospechoso, incluso de estar guiados tal vez por los órganos de los servicios secretos imperialistas. En lugar de tomar parte en estos movimientos, pide a la gente que se una a los «frentes» que crea artificialmente el KKE y que dirige desde arriba, faltos de raíces populares.
Recientemente ha ido tan lejos como ignorar el espectacular suicidio de un anciano de 77 años de edad, Dimitris Christoulas, que se pegó un tiro en Syntagma y dejó un emotivo mensaje a las generaciones más jóvenes, instándolos a luchar contra los gobernantes corruptos. Christoulas era un miembro del movimiento de los «indignados», por lo que Rizospastis, el órgano oficial del KKE, en las pocas líneas que dedicó al incidente, ni siquiera mencionó su nombre (lo llamaba «el hombre de 77 años de edad») y descaradamente censuró su mensaje. Rizospastis incluso lanzó la acusación de que su acción favorecía los intereses de la clase dominante, que quiere que la gente se suicide.
Unidad de la izquierda
SYRIZA, por otra parte, es una coalición de varios grupos, marxistas, trotskistas, maoístas, reformistas moderados y de izquierda, verdes y de otras tendencias. La coalición tiene un carácter genuinamente democrático y esta variedad de puntos de vista contribuye a su vitalidad, haciendo de él un espacio de discusión y producción de ideas. Sin embargo, en la grave situación que enfrenta Grecia, también podría ser un problema al impedir que en un momento crítico pueda definir rápidamente una posición única sobre cuestiones cruciales en la que los distintos componentes de la Coalición tienen puntos de vista diferentes. Por el momento, el éxito electoral fortalece la unidad, pero no será así siempre.
El KKE, con su fanatismo habitual, parece «apostar» por que estalle el equilibrio interno en SYRIZA y que, después de un probable fracaso a la hora de formar un gobierno de izquierda o del ejercicio de su gestión, el pueblo griego recurra a ellos. Esta esperanza se apoya en el hecho de que SYRIZA no tiene fuertes lazos con las masas que apoyaron a la Coalición en las elecciones del 6 de mayo, y que su base social no es tanto la clase obrera industrial como los funcionarios públicos y la juventud. Se trata de una vana esperanza, sin embargo, porque si SYRIZA no es capaz de superar estas dificultades, el caos será universal, y en tal situación será la extrema derecha y no el KKE quién tenga más probabilidades de sacar provecho.
Desafiando la austeridad
La victoria SYRIZA coincidió con la victoria del candidato del PS, François Hollande, en las lecciones presidenciales en Francia. Es evidente que se trata de dos acontecimientos de carácter completamente diferente. El éxito de Hollande, aun cuando ha ganado el respaldo de muchos votantes de izquierda, significa sólo un cambio en la política de la clase dominante y sus partidos. Puede implicar algunos cambios y ajustes parciales, un tono y orientación algo diferentes, pero no cambiará las bases generales en las que se asientan las políticas europeas. El giro popular hacia SYRIZA en Grecia, sin embargo, tiene el potencial de desafiar las bases mismas de las políticas de austeridad y la dominación de los mercados. Puede ser un ejemplo, especialmente si tiene éxito, para otros países que sufren problemas similares, como España, Portugal, Italia e Irlanda, e instigar un movimiento europeo a la izquierda general y auténtico.
Las élites gobernantes europeas son plenamente conscientes de ello y han reaccionado con nerviosismo, ya sea interviniendo descaradamente antes de las elecciones para dictar el resultado, o para exigir sin más el cumplimiento de las obligaciones firmadas por el anterior gobierno. Sus temores están sin duda justificados, especialmente tiene lugar un giro generalizado a la izquierda radical en Europa. Pero la cuestión realmente urgente es: ¿cómo hará frente SYRIZA a la presión redoblada de los próximos meses? ¿Qué objetivos priorizará y que podrá conseguir en un momento en que, por lo general, las fuerzas reaccionarias siguen siendo más fuerte en Europa?
SYRIZA quiere derogar el «Memorándum» y renegociar la deuda, incluyendo la anulación de una parte sustancial por ser deuda odiosa. También exige una moratoria de tres años de las obligaciones de la deuda, que de lograrse supondría un importante alivio en la situación de crisis. El programa de SYRIZA incluye la nacionalización de una serie de bancos, el aumento de impuestos a los ricos y la recuperación del nivel de vida de la población. El dirigente de SYRIZA, Tsipras ha propuesto un programa de cinco puntos que concretiza todo ello.
¿Abandonar el euro?
Algunas fuerzas de izquierda, incluyendo Antarsya, argumentan que no es suficiente y que será necesario el repudio unilateral de la deuda, lo que significa que el país tendrá que abandonar el euro y volver a su moneda nacional. Esta posición es también en gran medida la de Corriente de Izquierda, un componente importante de SYRIZA, encabezada por su portavoz parlamentaria Panagiotis Lafazanis. Una serie de influyentes economistas griegos, como Kostas Lapavitsas, también mantienen esta postura.
Significativamente, el KKE relaciona la cancelación de la deuda con su propuesta «poder popular», porque cree que es imposible en el marco del régimen parlamentario. Esta posición es absurda, ya que el repudio de la deuda es una reforma que se refiere al sistema de distribución y deja intacto el sistema capitalista de producción como tal. Por lo tanto, es perfectamente concebible bajo el capitalismo, como ponen de manifiesto una serie de ejemplos (Ecuador, Rusia).
La dificultad del repudio unilateral de la deuda es que, a pesar de ser en el largo plazo más beneficiosa para la población, en sus etapas iniciales crearía problemas y desorganización muy importantes. Para minimizar esto, y evitar una experiencia como la de Argentina en 2001, es esencial que la mayoría de la gente esté convencida de su necesidad y que se aborde el proceso de manera ordenada por un gobierno de izquierda que a la vez este decidido y sea consciente de sus objetivos.
Esto significa que mientras que la izquierda europea sigua a la defensiva, no hay más remedio que intentar poner en práctica el «transigente» programa de SYRIZA y llegar a un acuerdo con la UE. Si, como es muy posible, las neoliberales élites de la UE se niegan a hacer concesiones reales importantes, se podría convencer entonces a los griegos de la necesidad de medidas más radicales. Sería muy conveniente que este escenario coincidiese con un renacimiento general de los movimientos de masas en Europa, especialmente en el sur de Europa, dando lugar a una «primavera europea».
Esta perspectiva no es tan remota como pueda parecer. Las clases dominantes en Grecia y Europa se lo están tomando en serio y se preparan para afrontar el reto planteado a su sistema. El reciente crecimiento de la extrema derecha en Grecia, apoyada abiertamente por un sector de los medios de comunicación, algunos círculos capitalistas y parte del aparato de seguridad del Estado, lo confirma.
La desintegración del sistema político griego, se puede comparar en este sentido con la caída de la República de Weimar en Alemania y hay una serie de sorprendentes analogías. En una situación similar de profunda crisis económica, desempleo masivo y pobreza, se produjo la quiebra no sólo de los principales partidos políticos, sino del mismo sistema parlamentario. El gobierno Papademos fue importante en este sentido, ya que significó un primer paso de ruptura con un gobierno democrático normal, para sustituirlo por una administración tecno-burocrática en muchos aspectos similar al Gobierno Brüning en Weimar.
El programa del nuevo partido Griegos Independiente, encabezada por Panos Kammenos (un ex ministro de Nueva Democracia), contiene una serie de propuestas reaccionarias aún más peligrosas, al combinar un plan privatización extremo con el nombramiento de los jefes de la policía y del ejército por los ministros de seguridad y defensa nacional, respectivamente. Esto es claramente un plan para configurar un régimen bonapartista, que pondría en peligro los cimientos mismos de la democracia burguesa y del movimiento obrero. Por el momento, solo defienden estas medidas Kammenos y los otros partidos de la extrema derecha como Laos y Aurora Dorada. Pero no se puede descartar que, en la medida en que la crisis se intensifica, los partidos capitalistas tradicionales, el PASOK y Nueva Democracia, o ciertas corrientes en su seno, podría seguir la misma dirección.
Punto muerto
Las elecciones del 6 de mayo han llevado a un punto muerto. PASOK y Nueva Democracia suman 149 escaños, pero la mayoría parlamentaria requiere 151. Incluso si lograsen atraer a una tercera fuerza como Izquierda Democrática y sumar 168 diputados, su gobierno carecería de fuerza y legitimidad. Izquierda Democrática, sabiamente, ha excluido esta posibilidad, que la identificaría con los dos grandes partidos rechazados por el pueblo.
La izquierda amplia, por otro lado, no puede formar una mayoría incluso si sumase a todos sus componentes. Hay que descartar también la posibilidad de un «gobierno de unidad nacional», con el apoyo de un amplio espectro de fuerzas, exceptuando a la extrema derecha, como han propuesto el PASOK y Nueva Democracia, porque implicaría la co-gestión de la izquierda de la aplicación del Memorandum.
Por lo tanto, Grecia se dirige, casi inevitablemente a la convocatoria de nuevas elecciones, que probablemente tendrán lugar en algún momento a mediados de junio de 2012. Las nuevas elecciones pueden provocar una reestructuración más importante del escenario político.
La táctica de SYRIZA tácticas será la de agrupar en torno suyo a las otras fuerzas de izquierda, incluidas las extraparlamentarias. el KKE, por supuesto, ha declarado que está en contra de la unidad en estas condiciones. Ello incluye no sólo a los Verdes y Antarsya, sino posiblemente también a algunos otros grupos que se escindan del PASOK, como ya ha ocurrido con el pequeño (y bastante conservador) partido Pacto Social. SYRIZA quizás atraiga más votos del KKE y mejore su implantación en las zonas rurales, que votaron de manera más conservadora que las grandes ciudades (SYRIZA tiene más del 20% de los votos en Atenas, pero mucho menos en el campo). Si todo esto se materializa, es muy probable que SYRIZA sea el partido más votado y obtenga los 50 escaños adicionales que la ley electoral otorga al primer partido. Con ello aumentaría su fuerza parlamentaria de los 52 escaños actuales a unos 120, lo que facilitaría en gran medida la formación de un gobierno de izquierda.
Pero los partidos de la clase dominante tienen también algunas bazas para evitarlo. Nueva Democracia puede ser unirse con dos pequeños partidos ultra neoliberales, la Alianza Democrática de Bakogianni y el Partido de Acción de Stefanos Manos «(un gran capitalista), que sumaron un respetable 5% el 6 de mayo. Alternativamente, es posible que los dos partidos ultra-neoliberales se unan por su cuenta, para asegurarse representación parlamentaria, lo que no impediría a SYRIZA ser la primera fuerza en número de votos.
También existe la posibilidad de deserciones en masa de Nueva Democracia y el PASOK hacia el partido de extrema derecha Griegos Independientes», que se presenta como patriótico y populista, y dice defender los intereses populares. Ciertos sectores de la clase dominante y los medios de comunicación capitalistas, que siguen apoyando a los partidos tradicionales, puede decidir apoyar Kammenos como su único representante con posibilidades. Sin embargo, hay una diferencia del 7% a favor de SYRIZA, por lo que esta maniobra tendría que ser muy profunda para permitir situar a Griegos Independientes por delante. Una convergencia entre Griegos Independientes y Aurora Dorada no es muy probable, ya que la dirección de Griegos Independientes se esfuerza por desvincularse del nazismo. Será muy interesante ver cuales son los resultados de Aurora Dorada en unas próximas elecciones.
Una cosa es cierta. Después de las próximas elecciones, ha llegado la hora de la verdad para Grecia. También para la izquierda radical griega. Los acontecimientos demostrarán si si es capaz de unirse, soportar las enormes presiones de las autoridades de la UE y abrir una nueva vía progresista para Grecia y una ventana de esperanza para el resto de Europa.
Postdata del 11 de mayo 2012. – Los acontecimientos evolucionan muy rápidamente en Grecia, cambian abruptamente y las previsiones son confirmadas o refutadas en cuestión de horas.
Después de que E. Venizelos, el líder del PASOK, asumiese el mandato del presidente Papoulias para intentar formar gobierno, se reunió con Fotis Kouvelis, el líder de Izquierda Democrática. Kouvelis propuso formar un «gobierno ecuménico» con el propósito limitado de una supuesta renegociación del Memorandum. Un gobierno de transición hasta las elecciones de 2014 al Parlamento Europeo. Venizelos reaccionó positivamente a esta propuesta, diciendo que prácticamente coincide con la del PASOK de un gobierno de «salvación nacional».
Así que parece que por primera vez existe una perspectiva real de un gobierno tras el estancamiento de los últimos días.
El gobierno estaría constituido por Nueva Democracia, el PASOK e Izquierda Democrática: una fórmula que Kouvelis había descartado hace tan solo unos días. SYRIZA no tomaría parte con toda seguridad, ni los otros partidos de izquierda representados en el Parlamento griego. Sin embargo, por razones obvias de legitimidad, los tres partidos comprometidos tratan de hacer aparecer esta formula de gobierno como algo diferente, tal vez mediante el nombramiento de Kouvelis como primer ministro, y limitar o incluso evitar por completo la participación directa del PASOK y Nueva Democracia en el mismo.
Si esta posibilidad se materializase, seria una violación flagrante de la voluntad popular, expresada en las elecciones. Su verdadero objetivo sería continuar con la aplicación del Memorandum, aunque de una manera ligeramente diferente, mediante algunas concesiones insignificantes de la Unión Europea y hacer que ello parezca como un gran logro. Se apoyaría esencialmente en los dos partidos que han estado ya en el Gobierno ,que representan sólo el 37% del total de votos y que han sido duramente castigados en las urnas.
Alexis Tsipras, el dirigente de SYRIZA, ha descrito este plan del PASOK y Nueva Democracia como la búsqueda de un «Karatzaferis de izquierda», en referencia a Giorgos Karatzaferis, el líder del partido de extrema derecha LAOS, que apoyó al gobierno Papademos y perdió como consecuencia su representación parlamentaria. El plan es la mejor demostración de hasta que punto aterroriza a las clases dominantes la perspectiva de nuevas elecciones, que podrían dar una clara victoria a SYRIZA y a la izquierda (algunas encuestas dan a SYRIZA ya el 27,8%). También es una muestra de lo mucho que están preocupados los gobiernos y las instituciones de la Unión Europea con la perspectiva de un gobierno de izquierda en Grecia, y como presionan de forma no tan velada. Pero un gobierno cocinado con estos ingredientes será incomestible e incapaz de satisfacer las necesidades del pueblo griego.
SYRIZA propone un programa de 5 puntos para un gobierno de izquierda
Agencia Ekathimerini.com
Alexis Tsipras, el dirigente de la Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA), que ha quedado en segundo lugar en las elecciones generales del 6 de mayo, ha presentado los cinco puntos sobre los que propone constituir un gobierno de coalición de la izquierda, después de que Nueva Democracia fracasará en su empeño el lunes.
Tras una reunión con el Presidente de la República, Karolos Papoulias, que encargó la formación de gobierno a Tsipras, de 38 años de edad, este declaró que «es un momento histórico para la izquierda y un gran desafío para mí».
Tras una rueda de prensa en el parlamento y antes de iniciar la ronda de reuniones con los dirigentes de los partido de izquierda y los sindicatos, Tsipras rechazó la propuesta de Nueva Democracia y el PASOK de constituir un «gobierno de salvación nacional», añadiendo que una coalición de conservadores y fuerzas de centro sería un gobierno «para la salvación del Memorandum de ajuste» y violaría el mandato del pueblo, que han «rechazado el acuerdo de rescate con su voto».
Tsipras desafió a los dos partidos que han gobernado a Grecia las últimas tres décadas, y han sufrido una aplastante derrota en las urnas el 6 de mayo, a denunciar las garantías jurídicas a los acreedores que comprometen a Grecia a cumplir en su totalidad los términos del acuerdo de rescate «si es que realmente lamentan lo que le han hecho al pueblo griego».
En su ronda de conversaciones para formar una coalición mayoritaria con los partidos de izquierda y verdes, el dirigente de SYRIZA, que ha obtenido el 16,78% de los votos y 52 escaños de 300, desveló los cinco puntos que serán el centro de los debates:
* La cancelación inmediata de todas las medidas que empobrecen aún más a los griegos, como los recortes de las pensiones y los salarios.
* La cancelación inmediata de todas las medidas que socavan los derechos fundamentales de los trabajadores, como la abolición de los convenios colectivos.
* La abolición inmediata de una ley de inmunidad para los parlamentarios, la reforma de la ley electoral y una reforma general del sistema político.
* La creación de una comisión de investigación sobre el sector financiero griego y la publicación inmediata de la auditoría realizada al sector bancario griego por BlackRock.
* La creación de un comité de auditoría internacional para investigar las causas de déficit público en Grecia, con una moratoria del servicio de la deuda a la espera de la publicación de los resultados de la auditoría.
«No somos indiferentes al problema de la gobernabilidad del país, pero nuestra principal preocupación es la orientación del nuevo gobierno y si respeta el mandato del pueblo», concluyó Tsipras.
El dirigente de SYRIZA se reunirá en primer lugar con Fotis Kouvelis, de Izquierda Democrática (6,1% de los votos y 19 escaños) y posteriormente con Los Verdes Ecologistas (2,93%, sin escaños), representados por Ioanna Kontouli, y el partido Pacto Social (0,96%, sin asientos), cuyo presidente es Louka Katseli.
Con anterioridad, había hablado por teléfono con el dirigente del Partido Comunista (KKE), Aleka Papariga, que rechazó mantener una reunión cara a cara. Los Verdes Ecologistas, tampoco apoyarán a SYRIZA en su intento de formar gobierno y acusaron a la coalición de «esconderse detrás de una pancarta anti-memoranda».
Sin embargo, Louka Katseli, diputado escindido del PASOK, que encabeza el partido Pacto Social, y que obtuvo menos del 1% de los votos, afirmó estar abierto a la idea de cooperar con SYRIZA y la Izquierda Democrática.
Tsipras ha indicado que va a utilizar los tres días a su disposición para hablar con los dirigentes de todos los partidos, incluidos los de Nueva Democracia y el PASOK, a excepción de los neo-nazis de Amanecer Dorado.
(Christos Kefalis: 14.05.2012)