La VI Cumbre de las Américas que se inicia hoy en Colombia no parece avizorar discusiones trascendentales para nuestra región. Quizás el punto más relevante es la falta de temas “calientes”.
La VI Cumbre de las Américas que se inicia hoy en Colombia no parece avizorar discusiones trascendentales para nuestra región. Quizás el punto más relevante es la falta de temas “calientes” que mostraron estas cumbres desde el histórico rechazo al ALCA en 2005 en Mar del Plata.
El colapso del proyecto de libre comercio a nivel regional fue uno de los grandes logros de la articulación entre movimientos sociales y gobiernos progresistas de la región, y es claro que los Estados Unidos no se ha recuperado aún de aquel golpe.
El cambio producido por ese momento histórico se puede ver desde las iniciativas comunes llevadas a cabo por los países latinoamericanos con total autonomía de Estados Unidos. La creación de Unasur y la CELAC, que priorizaron todos los países, más allá de los posiciones políticas y del arco ideológico en el cual se posicionan, es un hecho histórico impensado un década atrás.
Este contexto explica la VI Cumbre en Cartagena. De las principales temáticas propuestas oficialmente –integración física, lucha contra la desigualdad y la pobreza, seguridad– no se esperan grandes resoluciones. Es en la agenda extra-oficial donde encontramos los temas más interesantes. El rechazo de Washington a incluir a Cuba dentro de la Cumbre generó un bienvenido debate, que puso en escena la unanimidad contra este injusto y arbitrario acto. El sólo hecho de instalar este problema ya representa un logro para el eje del ALBA, liderado en este caso por Ecuador, que rechazó ser parte de la cumbre.
El segundo tema importante es el replanteo, propuesto por Guatemala y apoyado por Colombia, de la lucha contra las drogas. Más aún después del fracaso de las políticas represivas impulsadas por los Estados Unidos. La propuesta de despenalización merodea las cumbres regionales hace ya unos años, y es un dato a tomar en cuenta que proviene de países históricamente cercanos a la posición norteamericana.
Estados Unidos se presenta a la cumbre en medio de una crisis económica y de la campaña electoral. Es de esperar que Obama no ofrezca grandes propuestas en ningún tema relevante que le pueda afectar su campaña por la reelección. Esto también se aplica a la reunión bilateral con la Argentina. Una de las promesas de campaña más importantes de Obama es doblar los niveles de exportación, en especial industrial, de los Estados Unidos. Este eje seguramente estará entre las prioridades de los acuerdos que pueda llevar a cabo.
Para nuestro país, lo más relevante en esta cumbre será la inclusión del tema Malvinas. La inclusión en la declaración de un llamado a sentarse a negociar entre la Argentina y Gran Bretaña demuestra el consenso general en este tema en favor de la posición argentina. Los rumores indican que hasta Estados Unidos y Canadá aceptarían esta opción.
Por último, cabe resaltar que en la Cumbre de los Pueblos es donde se suelen debatir los temas más candentes para la región. La militarización y la extranjerización de la tierra están en el tope de la agenda, ambos debates también claves en Argentina.
Es saludable la inclusión de una instancia de diálogo con la sociedad civil, incluyendo al movimiento sindical, que en este caso fue llevada a cabo por Santos, Evo Morales y todos los cancilleres, incluyendo a Hillary Clinton en los días previos.
(Adolfo Aguirre, Tiempo Argentino: 13.04.2012)